Comportamientos tóxicos que denotan carencias en la infancia

Si tienes mucha inseguridad o falta de autoestima, es posible que arrastres carencias y falta de cariño de la infancia

¿Recuerdas cuando tu madre era muy dura contigo y solo te criticaba y te castigaba? ¿Cuando tu padre te presionaba para sacar buenas notas y no tenía en cuenta lo que estabas sintiendo? ¿Cuando echaste en falta aquel beso o aquel abrazo que no recibiste porque tus padres estaban ocupados hablando sobre las cuentas de la casa? Claro que nadie es perfecto y que tus padres no podían estar siempre por ti, pero si tus recuerdos de infancia están basados en la carencia es muy posible que eso se traduzca como adulto en ciertos comportamientos tóxicos, sobre todo, para ti. Un ejemplo: La falta de autoestima.  

La psicóloga Ana María Ángel Esteban explica en El Español que hay ciertos comportamientos de los padres que pueden acabar rebotando en tu actitud adulta. Por ejemplo, aquellos que todos los premios y castigos los basan en regalos, premios y prohibiciones y no en afectos y cariño. Así, cuenta, se forman personalidades caprichosas, con baja tolerancia a la frustración y tendencia a la tiranía. Seguro que habéis conocido a alguien así. 

Por otra parte, allí donde no hubo afecto se pueden formar conductas impulsivas y que intentan satisfacerse siempre mediante compras y caprichos que solo alivian la ansiedad de manera momentánea. Si tienes hijxs, no dudes a la hora de darles cariño, afecto incluso cuando se han equivocado, y no bases toda la educación en los premios o castigos materiales. Un abrazo o un beso cuando se ha portado bien, o incluso un elogio o un cariño cuando se ha equivocado, puede acabar siendo más eficaz. 

Si durante los primeros años de la infancia de un niño o niña no existen manifestaciones de cariño espontáneas por parte de los padres, cuenta la terapeuta, se pueden generar problemas en el desarrollo de la personalidad adulta. Si no te han dado cariño de pequeño, es muy probable que tiendas a una baja autoestima e inseguridad, a un mal control de las situaciones y a una dificultad de adaptación al entorno. Si eres de esas personas que siempre crees que lo estás haciendo mal, que necesitas constantemente que te digan si lo haces bien o no, es posible que esté relacionado con alguna carencia afectiva. 

Actitudes como la dependencia emocional, el miedo extremo a la soledad, la necesidad constante de aprobación o la desconfianza en los demás por el pánico a ser abandonado son frecuentes en quienes arrastran carencias emocionales desde la infancia. Y el trabajo para quererse a uno mismo y rediseñar esos pilares emocionales puede requerir de la ayuda de un psicólogo.