Cómo explotar tu propia envidia para crecer

Puede ser un sentimiento oscuro o un trampolín hacia días mejores. Tú decides

Deja de castigarte. Sí, te encantaría tener un trabajo estable y con un buen sueldo como el que tiene tu hermanx. Darías lo que fuera por tener el cuerpo trabajado de tu compañerx de universidad. Fantaseas con ligar tantísimo como tu colega. Les envidias. Nunca lo admitirías delante de ellxs pero es una verdad que no puedes esconderte a ti mismx. Es un sentimiento demasiado oscuro. Una sensación que la sociedad no legitima y que te han enseñado a desdeñar desde que naciste, lo que empeora aún más la situación: envidias a la gente que no tiene necesidad de sentir envidia. ¿Pero y si una experta te dijera que puedes aprovechar la envidia para crecer una barbaridad?

Eso es precisamente lo que hace la doctora Susan Biali: “Le digo a la gente que preste atención a las personas o las situaciones que les hacen sentir envidia, ya que pueden contener pistas sobre cosas que les apasionan. Si ves a alguien haciendo algo que te produce resentimiento y envidia, pregúntate si es algo que debes comenzar a buscar y hacer”. No lo veas como un obstáculo para tu felicidad. Míralo como un resorte que te saca del conformismo y de la pasividad en la que estás instaladx y que te empuja a desarrollar nuevas competencias. ¿Envidias a quien tiene abdominales? Trabaja poco a poco para conseguirlo. El único problema era la motivación. Y la envidia te la ha dado.

De hecho, este enfoque sobre la envidia puede no solo contribuir a tu bienestar sino también a mejorar la sociedad. Al fin y al cabo, un efecto muy habitual de la envidia es provocar la crítica mental. Para no sentirte mal contigo mismx al ver el éxito de otrxs, puedes tener la tentación inconsciente de rebajar su éxito. Pero eso no es muy saludable. En su lugar, y con una mirada más positiva hacia la envidia, puedes cultivar la admiración hacia todas esas personas que “representan lo que es posible, que han llegado antes que tú, que han hecho las cosas difíciles y han encontrado o creado las oportunidades”. Ni tu hermanx, ni tu compañerx ni tu colega son tus enemigxs. En absoluto.

Ahora bien: esto no significa que debas sentir envidia indiscriminada hacia todo el mundo. Y no es una advertencia sin sentido. En la última década, las redes sociales han fomentado un patrón de envidia generalizada hacia vidas idealizadas que resulta perniciosa. Una cosa es que alguien te motive a estudiar lo que te gusta o a aspirar a un trabajo mejor y otra es querer reproducir exactamente los cánones de belleza o de estilo de vida que muestran lxs influencers en internet. Esta es la parte más difícil: aprender a distinguir qué parte de tu envidia es normal y qué parte está impulsada por el bombardeo mediático. Pero merece la pena trabajarlo. Te hará muchísimo más feliz.