Averigua si eres una esponja emocional

Puedes pensar simplemente que eres sensible y que sirves de apoyo a los demás pero ser de esta manera, a la larga, puede acabar perjudicándote 

No hay una forma concreta de dividir a las personas y justamente por ello sabemos que las categorías son muy, muy variadas. Hay personas, por ejemplo, que son altamente sensibles y que lo son de nacimiento, hay otras que no lo son tanto o que según algunas experiencias pueden haberse vuelto más vulnerables o más perceptivas. Seguramente, si miras a tu alrededor o haces un repaso de las personas que conoces encontrarás a alguien que entre en esta descripción. Si no, tal vez eres tú quien es así. Sea como sea, en este artículo venimos a hablar de este tipo de personas: las esponjas emocionales. Podrás averiguar cómo esta forma de ser puede perjudicarte.

Si quisiéramos resumir esta forma de ser con una sola frase, diríamos que se trata de personas que absorben fácilmente las emociones del entorno. Pero esto no lo hacen en plan mal, no son vampiros emocionales. Esto sucede de forma natural, son ese tipo de personas con las que puedes compartir lo que quieras, que siempre estarán para apoyarte, entenderte y escuchar tus dramas. Después de tener una conversación con una esponja emocional puedes llegar, incluso, a sentirte liberadx, con más calma. El hecho de ser así les da ventaja sobre lxs demás porque son altamente perceptivas pero esto puede jugarles una mala pasada: se sobrecargan emocionalmente, lo que puede hacer que sufran estrés y episodios de ansiedad sin comprender el motivo.

Como explican desde La Mente es Maravillosa, las esponjas emocionales “terminan agobiadas con mucha facilidad. Lo que es una virtud se convierte fácilmente en una carga. Desafortunadamente, también es frecuente que los demás las conviertan en receptoras de su propia sobrecarga, dada su empatía y receptividad”. Hay algunas características concretas que permiten identificar a las esponjas emocionales:

- Personas intuitivas: son capaces de darse cuenta cuándo hay energía negativa a su alrededor. Esto no sucede siempre pero tienen esta parte más activada. Además, a veces, no necesitan que les expliques demasiado porque ya perciben lo que sucede.

- Personas muy empáticas: la empatía que sienten puede llegar a ser excesiva. Esto puede ser un problema ya que sienten los dramas de los demás como propios.

- Responsabilidad: tienen la necesidad de que lxs demás se sientan bien, como si fueran responsables del bienestar de todas las personas. Si no ayudan a alguien a sentirse mejor pueden llegar a sentirse mal.

- Atracción fatal: cuando alguien comparte sus emociones negativas se adueñan de ellas, esto hace que atraigan a las personas tóxicas que suelen estar llenas de problemas y necesitan a alguien con quien explotar.

“Quienes son esponjas emocionales pueden llegar a hacerse daño a sí mismas por su exceso de sensibilidad, empatía y solidaridad. Lo más frecuente es que desde muy pequeños se hayan acostumbrado a cargar con los problemas de otros, incluso de sus propios padres. Se les exige que comprendan y ayuden, simplemente porque tienen la facilidad y disposición para hacerlo”, explican desde la web. Esta forma de ser, hace que dejen de prestar atención a los propios sentimientos y emociones y, un día normal, sin esperarlo, pueden llegar a explotar, además de cargar cada día con bastante presión y estrés. 

La primera parte para salir de esto es detectar que estamos extremadamente expuestxs y extremadamente al servicio de lxs demás. Después hay que saber detectar, a su vez, el sentimiento de culpa que nos lleva a estar siempre pendiente del resto y entender que, muchas veces, no solo no podemos estar pendientes de los problemas ajenos, sino que también necesitamos compartirlos con alguien.