6 verdades muy incómodas que tarde o temprano deberás aceptar

Es importante que sepas que pueden dolerte pero que, si acabas aceptándolas, estarás más cerca de encontrar el bienestar

La sinceridad es uno de nuestros principales valores. Buscamos que nuestros vínculos tanto si son románticos como si no lo son tengan una buena dosis de sinceridad. La verdad es importante pero, ahora bien, si esa verdad no nos gusta o es incómoda, seguramente hubiéramos preferido no enterarnos. Pero la realidad es diferente, cuando eres capaz de aceptar y superar este tipo de verdades, luego tendrás una sensación de alivio, te harás más fuerte y te convertirás en una persona más madura. Negar las verdades hará que te resulte más difícil asumir responsabilidades y, por tanto, diseñar y construir tu vida. Pero, ¿a qué verdades nos referimos ahora? Hay algunas de ellas que son tan ciertas que lo ideal sería empezar a aceptarlas desde ya.

1. O hay apoyo o nada

Es doloroso estar rodeadx de personas que te impiden crecer. En muchos casos no nos damos cuenta y estamos dentro de relaciones que limitan o apagan nuestros sueños. Una de las verdades más complicadas de aceptar es que o te rodeas de personas que apoyen, impulsen y motiven tus sueños o mejor no rodearse de nadie. Es cierto que no puedes elegir de quién te enamoras pero sí puede elegir si deseas quedarte o no en tal relación. Lo mismo con familiares y amigxs, tus metas deben ser lo primero y por ello tienes que tener personas que te apoyen para poder conseguirlas.

2. No, la vida no es justa

Esta frase la habrás oído mil veces. Es posible que estés de acuerdo con que la vida no es justa pero es más complicado aún aceptar que no lo es ni lo será. Cuando suceden cosas que no tienen explicación razonable, lo único que nos queda es aceptarlo, sobre todo si no está en nuestra mano hacer algo por cambiarlo. No es posible controlarlo todo, debes enfocar tu atención en las cosas que sí puedes controlar.

3. El dinero gobierna el mundo

Aunque no te guste o estés en contra, el dinero nos gobierna. Es fácil darse cuenta: la gran mayoría de la población mundial pasa más de 40 horas semanales trabajando por dinero, porque todo se paga. Seguro que si miras a tu alrededor verás a muchas personas que no están felices con sus empleos pero siguen en ellos porque no hay otra opción. No es verdad que el dinero no importe. Cuanto antes aceptemos que sí nos preocupamos por el dinero, más sencilla será nuestra vida y menos frustración tendremos.

4. Estar con alguien mucho tiempo no significa que funcione

Es habitual pensar que si has durado o si estás durando mucho tiempo con tu pareja es porque os va genial. Debemos saber que hay millones de personas en todo el mundo que no abandonan sus relaciones tóxicas o insatisfactorias porque la soledad puede ser abrumadora y es más sencillo seguir con alguien que tener la valentía de decirle adiós. La costumbre y la zona de confort son fuertes y, en muchas ocasiones, nos atrapan más de lo que creemos.

5. Nunca es el mejor momento

La mayoría de las personas postergamos todo esperando que llegue “el momento ideal”. No nos mudamos porque puede no ser el momento, no decimos “te quiero” porque puede no ser el momento y no damos muchísimos otros pasos porque estamos esperando que llegue ESE instante para comenzar. Hay una verdad gigante y es que NUNCA será el momento ideal, de verdad, siempre aparecerán cosas que nos echen para detrás, siempre habrá dudas, siempre habrá obstáculos. El momento perfecto fue ayer o es ya. Si lo aceptas será más sencillo enfrentarte a los cambios.

6. Lo difícil está bien

Suena bien mantenerse en una línea recta, siguiendo unas rutinas, llevando a cabo costumbres y estar en calma. Todo esto no está mal pero puede ser que esta forma de vivir te impida seguir adelante. Si solo te centras en llevar a cabo eso que te parece sencillo, vivirás una vida convencional y te pueden quedar muchos objetivos o sueños sin cumplir. Cuando aceptes que lo complicado está bien y que los obstáculos pueden ayudarte, serás más capaz de tener la valentía de decidir. Si quieres vivir una vida convencional que sea por decisión y no porque es lo que te ha tocado.