Reflexionar acerca de las movidas que ocurren en tu vida es necesario para ordenarlas, comprenderlas y aprender de ellas. De lo contrario todo sería un caos. Inercia sin control. Pero a veces te pasas: alguna clase de pensamiento brota en tu mente y te sumerges en él compulsivamente una y otra vez. Le das tantas vueltas que comienzas a perder la cabeza. Como explican desde Reflexionar, "la rumiación a menudo resulta en angustia emocional y está asociado con muchos problemas de salud mental, especialmente la depresión". Aquí tienes cuatro estrategias científicamente probadas para romper ese nefasto círculo vicioso.
1. Mindfulness
En los últimos años, y tras una época de tremenda popularidad, el mindfulness ha terminado por convertirse en una especie de meme debido a la matraca que muchxs de sus practicantes han dado: lo han vendido como la panacea contra todos los problemas. Y obviamente no lo es. Pero sí es una herramienta muy interesante y la ciencia lo demuestra. En concreto, afirma el investigador psicológico Dane McCarrick, "existe evidencia de que las técnicas basadas en la atención plena pueden ser particularmente útiles para moderar los pensamientos y sentimientos no deseados". No pierdes absolutamente nada por probarlo.
2. Naturaleza
No resulta nada sorprendente encontrarse la naturaleza en este listado. Es una realidad que llevas siempre en tu interior: estar rodeado de plantas, de masas de agua naturales, de aire limpio y de animales te aporta una indescriptible sensación de paz. Y la ciencia avala el sentimiento de tu instinto. "En 2015, lxs científicos descubrieron que pasar tiempo en la naturaleza también puede reducir la rumia. Lxs participantes mostraron una actividad neuronal reducida en la corteza prefrontal subgenual, una parte del cerebro activa cuando nos involucramos en una autorreflexión negativa". En ciertos aspectos, tu mente se detiene.
3. Desconexión laboral
¿Cuántas horas pasas en tu curro? Muchas veces te dices a ti mismx que todo cuanto ocurre dentro de la oficina queda en la oficina una vez que sales de ella. Pero eso es ingenuo. A diferencia de lo que ocurre en la curiosa y muy recomendable serie Severance, tu cerebro no puede dividirse en dos: no hay un tú del trabajo y un tú de la vida personal. Se entremezclan. Y los problemas de uno son los problemas del otro. En este sentido, y según un Severance de 2020, "los mensajes y correos electrónicos laborales fuera del horario laboral pueden causar y mantener la rumiación laboral negativa". Tienes que aprender a poner barreras.
4. Terapia
Cada persona presenta una circunstancia psicológica única: una combinación de genes, estructura cerebral, hormonas, neurotransmisores, recuerdos y valores distintiva. Y en ocasiones, esta combinación da lugar a un perfil con tendencia a la rumiación. ¿Te pasa? ¿Sientes que ni el mindfulness ni la naturaleza ni la desconexión del trabajo son suficientes para salir de los bucles de pensamiento? Entonces debes abrazar la terapia. En concreto, afirman desde este medio estadounidense, son especialmente útiles tanto la terapia metacognitiva como la terapia cognitivo-conductual. Aunque te cueste creerlo, las cosas pueden cambiar.