4 consejos para que tus viajes sean una experiencia única

Puedes estar en 100 países y no vivirlos de verdad. Evítalo

Ash Jurberg es un australiano de 49 años que ha visitado 105 países distintos en menos de tres décadas. Todo un hito. Sin embargo, y por muy espectacular que sea la cifra, es tan solo eso: una cifra. Porque puedes recorrer el mundo entero sin haberle sacado todo el jugo a la aventura o puedes viajar 20 veces en toda tu vida pero exprimiéndolo al máximo. Lo importante es la actitud. El enfoque. La manera en la que te mueves y comportas allá donde vas. En este sentido, Jurberg ofrece en un artículo para Business Insider varias lecciones claves.

Primero: espontaneidad

La primera de ellas es entregarse a la espontaneidad. Al principio, y como casi todo el mundo, Jurberg viajaba con un plan bastante rígido. Un mecanismo natural para reducir la incertidumbre y sentirnos más segurxs. No obstante, dice, "decidí dejar de lado la planificación exhaustiva de los viajes y dejarme llevar por la corriente". Y no es que vaya sin ningún tipo de orientación. Ficha lugares a los que ir, pero se permite cambiar de idea una vez está allí en función de lo que ve, de lo que escucha y de lo que le recomiendan. Mantiene el espíritu libre.

Segundo: consejos locales

La segunda lección está muy relacionada con esto último: escuchar los consejos de las personas que viven en el lugar que visitas en lugar de trazar tu ruta guiándote por TripAdvisor y plataformas así. Date un paseo por el pueblo o por la ciudad y localiza restaurantes, bares y tiendas que no estén diseñadas para turistas. Porque si no no estarás viviendo la experiencia real del país. "Si no encuentro un lugar especial, pregunto a cualquier persona local dónde podría tomar un café o una cerveza". Y así se descubren rincones totalmente únicos.

Tercero: el lugar es su gente

Además, esto te permite cumplir con la tercera lección de Jurberg: conocer a personas locales. Y sí, esto es un cliché que luego cuesta mucho poner en práctica. La inseguridad, la vergüenza o incluso el idioma pueden ser barreras imponentes. Pero es una cuestión de lanzarse y lanzarse. Lo que está claro es que permanecer 15 días en un país y no hablar con las personas que lo habitan más que para comprarles algo es bastante triste. Al final, los lugares son su gente. Es ahí donde debes hacer el esfuerzo. Ese es el crecimiento del viaje.

Cuarto: madruga siempre

Y por último, cuenta Jurberg, "sé que puede ser tentador quedarse dormido, pero no lo hagas: cuando mires atrás no recordarás lo cansado que estabas, pero sí tu experiencia". Madruga. Descubre cómo se va encendiendo la ciudad poco a poco. Conoce el día a día de la gente. Y no pierdas horas durmiendo de más. Vale, estás de vacaciones, pero no puedes permitir que la pereza te robe tantas vivencias. Para eso te quedas en casa que es mucho más económico. Piensa en los viajes como un camino que requiere cierto esfuerzo y sacrificio, pero que merece la pena.