Las 3 preguntas obligatorias que deberías hacerte antes de dejar a tu pareja

Vivir siempre entre dudas impide que apostemos al cien por cien por una decisión

Tu cacao mental es monumental. Un día tienes esa corazonada que te dice que dejarlo es la mejor decisión posible y al otro, de manera repentina, te asalta el sentimiento de que merece la pena luchar por mantener la relación. Porque no hay blancos ni negros: las relaciones son mucho más complejas que eso. Y así llevas unos cuantos meses, rebotando de corazonada en corazonada sin terminar de apostar por ninguna de ellas de verdad. Para ayudarte a aclararte, el psicólogo Jeffrey Bernstein ha aislado las tres preguntas que, según su experiencia como coach de relaciones, permiten alcanzar una decisión sólida.

1. ¿Puedo cambiar algo de esta relación?

Descubrir si realmente está en nuestra mano trabajar los aspectos deficientes de la relación es fundamental y requiere un ejercicio reflexivo muy profundo. En caso afirmativo, que sea posible mejorar a través de una comunicación saludable, la balanza debería inclinarse un poquito hacia el “quedarse”. No obstante, y como afirma Bernstein, estar recuperándose una y otra vez de problemas que no tienen solución no debería entrar en nuestros planes vitales. No merece la pena estar dándose cabezazos contra muros de acero.

2. ¿Esta relación me hace sentir mejor o peor conmigo mismo?

Los ideales tóxico-románticos del amor nos han llevado a vincular inconscientemente el amor con el sacrificio, la tragedia y el dolor. Pero eso solo son tonterías. Si tu pareja no te respeta, no te cuida o no te valora no tiene nada de heroico quedarte ahí. Del mismo modo, si esa relación impulsa tu lado más oscuro, todo eso que te hace sentir culpable o que menoscaba tu amor propio, tampoco tiene mucho sentido continuarla. Mejor estar solo que dejarse la felicidad en aras del romanticismo ponzoñoso.

3. ¿Estaría mejor sin esa otra persona a largo plazo?

Pensar a corto plazo limita mucho nuestras decisiones. En estos casos, cuando intentamos decidir si queremos continuar o no con alguien, los sentimientos de apego, dependencia, miedo o comodidad pueden interferir tantísimo que frustren una posible sabia decisión largoplacista. Por eso, dice Bernstein, lo mejor es preguntarse si esa persona es realmente “tu mejor opción para tener una relación saludable y feliz. Si honestamente puedes decir 'no', ¡tal vez sea hora de marcharse!” Mejor sufrir una temporada que pasarse años y años en una relación condenada.