10 realidades lamentables de la condición humana

La guerra. El nosotros y ellos. La traición. La competitividad. La infidelidad. La ansiedad. La depresión. El neuroticismo. Forman parte de la humanidad

Glen Geher es profesor de psicología en la Universidad Estatal de Nueva York y ha dedicado parte de su carrera de investigación a descubrir los claroscuros de la condición humana. Y lo tiene claro: hay varias realidades connaturales a nuestra especie verdaderamente lamentables. Y la más elemental de todas ellas es la guerra. En sus propias palabras, “nunca ha habido un período en el que no existiera guerra en algún rincón del globo”. En parte, debido a otra realidad subyacente que lxs científicxs tienen muy bien documentada: “el pensamiento de nosotros y ellos es una parte fundamental y desagradable de la experiencia humana”. Nuestra genética nos invita a formar tribus y enfrentarnos.

Pero a nivel individual tampoco nos salvamos. Según Geher, los seres humanos hemos preservado una serie de comportamientos antisociales en nuestro arsenal debido al hecho de que son egoístamente útiles en muchas circunstancias. Como la traición. O la búsqueda de estatus a costa de los demás. Y tú tampoco te libras: ¿puedes decir con la mano en el corazón que nunca has competido con otras personas, incluso personas que quieres, para tener razón delante de lxs demás o para seducir a una potencial pareja sexual? Está en tus genes. Y también lo está en menor o mayor medida la semilla de la infidelidad. Nunca digas nunca cuando se trata de saltarte la monogamia.

Realidades oscuras que pueden ayudarnos a evolucionar

Otras realidades oscuras de los sapiens tienen más que ver con las emociones que con los comportamientos. Por ejemplo, siempre según este investigador, “sentirse demasiado ansioso es tan común como desagradable, la depresión es terrible y evolutivamente necesaria para hacer reflexionar después de experimentar fracasos y tener un mejor desempeño en el futuro y la inestabilidad emocional o neuroticismo, por muy indeseable que resulte, también es un rasgo muy común que parece desempeñar un papel importante en la vigilancia ante las amenazas”. Nadie quiere vivir estas experiencias. Nadie las quiere en su mochila. Pero son parte de nosotrxs.

Por último, hay otras dos realidades bien asentadas en el ámbito de la psicología humana que son el síndrome del varón joven, y que explica el hecho de que los varones adultos jóvenes sufren lesiones y muertes a un ritmo preocupante por asumir riesgos innecesarios, y la presencia desproporcionada de psicópatas en los entornos urbanos. En cualquier caso, y esto es importantísimo, la constatación de que estas maldades y dramas forman parte de la condición humana no significa que no debamos combatirlas. Como concluye Geher, “estudiar algo y documentar que existe no es lo mismo que defender que dicho fenómeno debería existir”. Somos así, pero podemos mejorar.