La vida es demasiado compleja para recorrerla con el expediente impoluto. A estas alturas ya lo has manchado de errores. Y lo volverás a manchar con muchos otros nuevos. Es inevitable. Sin embargo, y como dicen desde errores, "lo que diferencia a una persona inteligente de alguien más normal no es el número de fracasos que comete, sino cómo reacciona al cometer un error: la gente sabia aprende de sus errores para no volver a repetirlos". Y esto es especialmente cierto con algunas cagadas particularmente habituales en la vida.
Como esperar el mismo resultado haciendo lo mismo una y otra vez. "Se atreverán a hacer algo nuevo aunque eso les lleve a lugares incómodos", apuntan desde ese mismo medio. Antepondrán la pasión de mejorar al miedo al cambio. Asimismo, y este es el segundo error que no suelen cometer repetidamente, rechazarán caer en las garras de la gratificación instantánea, ya que saben perfectamente que "la felicidad más duradera y pura se esconde detrás de semanas, meses e incluso años de esfuerzo, constancia y persistencia".
Creerán en ellxs mismxs
En tercer lugar, no intentarán obtener la aceptación de los demás pretendiendo ser otra persona. Por el contrario, "una persona sabia probará ir en contra de sus valores hasta que sufra una crisis al contradecirse y dejará para siempre esa táctica". Entenderá que no vale la pena. Como tampoco lo vale conseguir las cosas con trampas. "Descubrirán enseguida que si no son ellas quienes hacen el trabajo duro, jamás aprenderán cómo hacerlo. Lo verán como un bloqueo, un inhibidor de sus capacidades y sus habilidades".
En quinto lugar, se olvidarán pronto de aquello de vivir sin presupuesto. Tan pronto como se encuentran enmarronados económicamente. "Acaban entendiendo que es un gran aliado que puede impulsarles a la libertad financiera". En sexto lugar, desarrollarán un escudo protector ante las personas manipuladoras para no dejarse engañar dos veces. Tal como cuentan desde Business Insider, "aprenden las graves consecuencias de no cultivar el pensamiento crítico, de no contrastar lo que te dicen los demás para averiguar si es verdad o no".
Además, las personas muy inteligentes tampoco ignoran los buenos consejos durante toda su vida. "Solo se dejan dominar por su ego una sola vez". A partir de ahí abrazan la humildad y escuchan. Lo que no abrazan, al menos más de una vez, es el victimismo. "No tardan en descubrir que si deciden jugar a ser la víctima están dando poder a los demás". Por último, y muy conectado a lo anterior, solo cometen el error de culpar a los demás de sus propios errores una vez. Es una actitud que frustra mucho su crecimiento. Y detestan eso por encima de todo.