Errores que cometes al plantearte objetivos

¿Sabías que guardarte tus propósitos para ti es el camino recto hacia el fracaso?

Que fracases año tras año a la hora de alcanzar tus propósitos de año nuevo no es casualidad. Ni siquiera es una característica especial de tu historial. Es algo que le pasa a todo el mundo. Y los motivos son neurológicos. En concreto, y según explica la profesora de fisiología de la Universidad de Sevilla, Susana P. Gaytan, en una publicación para propósitos, "a pesar de que el cerebro humano es plástico, le cuesta menos mantener un comportamiento habitual que abandonarlo para adquirir uno nuevo, por más que el cambio mejore sustancialmente nuestra vida". Y lo haces aún más difícil cuando cometes una serie de errores claves.

Errores principales

Como mantener tus propósitos en silencio, una conducta bastante habitual. El motivo es que prefieres no crear expectativas en los demás para que el fracaso, en caso de que no consigas alcanzarlos finalmente, sepa menos desagradable. A fin de cuentas, eres un animal social y, en menor o mayor medida, te afecta lo que las demás personas piensen de ti, especialmente aquellas que te importan. No obstante, dice Gaytan, lo que hay que hacer es aprovechar esta circunstancia a tu favor. No hay dudas: "al formular un propósito, es muy conveniente publicitarlo" y no guardártelo para ti como un sagrado secreto.

En palabras de esta especialista, "aunque parezca una frivolidad, al cerebro le gusta mantener su credibilidad y hará lo que sea para evitar que en el futuro nadie le recuerde que fracasó". Es decir, que proclamar a los cuatro vientos tus intenciones de cambio, tus propósitos personales, estás generando una motivación en tu cerebro adicional que podría ayudarte a cumplirlos. De la otra manera, con los propósitos guardados bajo llave, a tu mente no le duele tanto la perspectiva del fracaso. Al fin y al cabo, no habrá penalización social, no te sentirás avergonzado. Debes sacarle partido a este rasgo de tu biología.

Concentración en el objetivo

Además, el otro gran error relacionado con tus objetivos tiene que ver con la naturaleza de estos. Como escribe Gaytan, "los objetivos deben ser grandes para que merezca la pena luchar por ellos". De lo contrario, y sin el hype de estar persiguiendo un cambio verdaderamente significativo en tu vida, es más probable que pierdas la motivación y lo vuelvas a meter en el cajón de los propósitos frustrados. Pero, al mismo tiempo, "es interesante que se puedan dividir en pequeños pasos, a ser posible cuantificables". Avanzar paso a paso resulta más sostenible que pretender escalar el Everest de una tacada. Tienes que medir tus fuerzas.

Y eso tiene que ver con fragmentar los propósitos, pero también con ir propósito a propósito. De hecho, estar a siete propósitos a la vez es otro de los principales errores en tu crecimiento personal. Tal y como señala la fisióloga, "como a cada decisión acompaña un esfuerzo cerebral, conviene reducir el número de decisiones para usar toda esa energía en las cosas que realmente merecen nuestro empeño". Prioriza. Y cuando llegues a donde más te importa, pasa a otra cosa. Una a una. Sin prisa y concentradx en el objetivo marcado. Que ya lo dice la cultura popular: quien mucho abarca poco aprieta...