Todas las personas que han trabajado en hostelería alguna vez lo saben bien: no es en absoluto un trabajo sencillo. Y ya no solo por las horas extras sin pagar que sueles comerte, los bajos salarios, el continuo estrés y el movimiento frenético que te deja las piernas hechas un blandiblú, sino también y muy especialmente por la cantidad de mierda que tienes que soportar de los clientes. Una parte de ella procedente de la gilipollez innata de algunas personas. La otra directamente de la inconsciencia: hay cosas que nunca deberías hacer.
Como sentarte en una mesa sin preguntar cuando el local está petado. Porque probablemente a nadie le importe que lo hagas cuando no hay ni un alma en la cafetería o restaurante de turno. Aparecerá alguien con una sonrisa en el rostro para atenderte. Pero si ves que la cosa está chunga, que hay muchísima gente esperando para sentarse, no hagas como que estás por encima de la autoridad del establecimiento. Ah, y "tampoco juntes meses por iniciativa propia: espera que te den permiso para ello", señalan desde el medio El Confidencial.
No hagas bromitas ni te creas superior
O como llamar a lxs camarerxs como si fueran criaturas que no comprenden el lenguaje verbal. Sí, ya sabes, eso tan horrible de chasquear los dedos o de dar un silbido. ¿En serio? ¿En pleno 2022? También puedes ahorrarte "expresiones tales como 'tss' o 'eh, tú' o eso de llamarle 'jefe', 'chaval' o 'guapa'". ¿De verdad es tan complicado utilizar un humilde y respetuoso "perdona"? ¿Mostrar un poquito de compañerismo humano? ¿De empatía? Y no olvides las bromas: bromas de mal gusto ninguna, de buen gusto con moderación. Está currando.
De ahí la siguiente cosa que no tienes que hacer: entretenerle haciéndole partícipe de vuestras conversaciones. Fingirá, pero querrá irse cuanto antes para poder continuar con su TRABAJO. Tu cháchara innecesaria es casi tan mala como eso de ignorarle cuando te habla porque estás terminando de decirle algo a la persona que tienes al lado o porque andas enviando un Whatsapp. No reinas sobre el mundo. El universo no se detiene contigo. Dale la prioridad que merece. Y pónselo fácil cuando venga cargado de platos o bebidas. No cuesta nada.
Lo que sí podrías hacer
¿Sabes qué no cuesta nada tampoco? Leer la carta antes de que venga a tomarte nota para no tenerle esperando a tu lado a que decidas qué quieres tomar. No es tan difícil. Y también es recomendable que habléis entre vosotros acerca de pedir una nueva ronda. Eso de que uno pida una cerveza, otro pida otra tres minutos después y otro pida otra más seis minutos después es una putada. Un ida y vuelta que podríais ahorrarle. Por último, aprovechad Bizum: que pague uno y le pasáis su parte. Le daréis un respiro. Y se agradece infinito.