La escalofriante historia de la familia Hodgson que inspiró la película ‘Poltergeist’

El fenómeno poltergeist ocurrido entre 1977 y 1978 en el 284 de la Green Street de Enfield, al norte de Londres, es el más desconcertante y mejor estudiado de la historia

Si existe un fenómeno paranormal especialmente inquietante es, sin duda, el llamado ‘poltergeist’. Este fenómeno inmortalizado por la película homónima en 1982, consiste en un conjunto inquietante de sucesos sin explicación aparente que va desde muebles que se mueven solos, objetos que salen lanzados, levitaciones espontáneas de personas o ruidos realmente extraños. Aunque pueda parecer increíble, el fenómeno poltergeist ha sido ampliamente documentado y existen algunos casos que han causado un gran impacto en la sociedad del país en el que ocurrieron.

El más claro ejemplo es el ocurrido entre 1977 y 1978 en el 284 de la Green Street de Enfield, al norte de Londres. En una tranquila casa de clase trabajadora, vivía Peggy Hodgson junto a sus hijas de 11 años, Margaret y Janet Hodgson. Precisamente fue esta última la que sufrió con más gravedad los incidentes ocurridos en aquel fatídico y del que fueron testigo vecinos, periodistas y policías. Todo comenzó la noche del 31 de agosto de 1977 cuando la cómoda del cuarto de sus hijas comenzó a moverse sin explicación aparente. Al intentar colocarla en su lugar, la mujer constató que una fuerza extraña se lo impedía.

Tan solo unos momentos después, unos extraños sonidos y golpes en las paredes comenzaron a producirse por toda la casa. Aterrorizada, Peggy llamó a su vecina Vic Nottingham quien no pudo hacer más que confirmar los extraños ruidos en la casa y recomendarle que llamara a la policía. Pero la oficial de policía, Carolyn Heeps, tampoco supo cómo proceder cuando una silla se deslizó por una de las habitaciones sin motivo aparente. El suceso que lejos de acabar aquella noche comenzó a repetirse a diario en el domicilio, acabó por trascender a la prensa que acabó enviando a sus reporteros a investigar.

Uno de ellos fue la reportera de la BBC, Rosalind Morris, quien tuvo el privilegio, o mejor dicho la pesadilla, de pasar una noche en aquella casa. En aquella ocasión, la periodista observó atónita cómo otra silla salía despedida por los aires y que ruidos y estruendos inexplicables ocurrían por toda la casa. Algo todavía más macabro le ocurrió al fotógrafo del Daily Mirror, Graham Morris, quien captó la famosa foto de Janet Hodgson levitando por la habitación. Al parecer, la niña estaba acostada boca abajo en la cama cuando, de repente, empezó a volar aterrorizada por la habitación.

Precisamente, era la pequeña Janet la que solía concentrar casi todos los fenómenos extraños. O al menos así lo afirmaba el investigador de la Sociedad para la Investigación Psíquica, Maurice Grosse, y su hijo Richard Grosse. Ambos constataron que una extraña voz ronca parecía emerger de la parte posterior del cuello de Janet que con el tiempo comenzó a responder a los interrogatorios del investigador. Con el tiempo, llegaron a la conclusión que aquella entidad que respondía con gran agresividad era Bill Wilkins, un antiguo habitante de la casa que falleció en la misma a los 72 años. 

“Morí en una silla, en la esquina de la planta baja… soy invisible porque soy un G.H.O.S.T”, llegó a afirmar deletreando la última palabra aquella voz infernal que, en ocasiones, llegó a verbalizar palabras inconexas durante horas. Es por ello que algunos investigadores escépticos llegaron a afirmar que se trataba de un fenómeno ventrílocuo, es decir, que la propia niña lo producía a inconscientemente aunque, sin duda, eso hubiera acabado por dañar sus cuerdas vocales irremediablemente, algo que no ocurrió. No obstante, Grosse sí aceptó la posibilidad de que los fenómenos fueran provocados por Janet.

Relacionando los sucesos con la tesis jungiana, el fenómeno poltergeist podría ser desencadenado por un proceso psicológico e inconsciente de una persona joven, normalmente una mujer en la pubertad. Sea como fuere, el caso suscitó tanta polémica como desconcierto cuando un día cualquiera de 1978 dejaron de producirse. Su cese repentino llevó a que la prensa del momento afirmara que se trataba de una planificada puesta en escena orquestrada por Peggy Hodgson, sin embargo, ninguna de las personas que estuvieron presentes durante los fenómenos tiene duda: lo que ocurrió en el 284 de Green Street no responde a nada de este mundo.