Deberías entrenar vestidx de rojo

La psicología del color puede ayudarte a entrar en el mood adecuado para cada tipo de entrenamiento

Entrenamiento. Alimentación. Y descanso. Son los tres pilares sobre los que se sustenta el estar en forma. No puedes permitirte descuidar ninguno de ellos si quieres ganar masa muscular, adelgazar o alcanzar cualquier otro objetivo estético. Pero hay un cuarto componente sin el cual resulta muy difícil perseverar en esos tres: se trata de la motivación. A fin de cuentas, ¿cómo vas a plantarte en el gimnasio todos los días, controlarte para no comerte esa napolitana de chocolate o acostarte a la hora que debes acostarte si no estás alineado con tu meta? Ese impulso interno es fundamental. Y, según cuentan desde Vitónica, puedes potenciarlo entrenando vestido de rojo.

Es una hipótesis derivada de la teoría de la psicología del color, la cual explica que los diferentes colores generan diferentes sensaciones en tu mente. El rojo, en concreto, sueles asociarlo inconscientemente con la pasión, con la fuerza y con la revolución, emociones todas ellas que son bastante influyentes en tu rendimiento deportivo. Es un color que incita a la competitividad. No necesariamente a una competitividad tóxica, pues eso depende de los valores y de la personalidad de cada unx. Puedes ir de rojo, sentirte on fire y aún así no perder el norte. Lo que está claro es que es un color que funciona a la hora de entrenar. Por eso se usa tanto en determinadas disciplinas.

De hecho, y como apuntan lxs expertxs del citado medio, “un estudio realizado durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 determinó que los deportistas que combatían con uniforme rojo tenían un mayor índice de victorias” en las categorías de taekwondo, boxeo y lucha libre. No es casualidad. Al fin y al cabo, una parte muy importante del rendimiento está en la mente. “Por eso no es mala idea incorporar algo de rojo a nuestro día a día. Puede ser un detalle como un top, unos auriculares o un esmalte de uñas”. La cuestión es que haya rojo en tu campo visual. Imagínate frente al espejo del gimnasio con unos pantalones y una camiseta rojas. Te envías un mensaje a ti mismx.

Aunque no tienes por qué limitarte exclusivamente al rojo. En general, y siempre según la psicología del color, los tonos cálidos ubicados en el mismo espectro pueden serte de gran utilidad a la hora de entrenar. El naranja, por ejemplo, transmite energía, la cual puede servirte en esos días en los que vas casi arrastrándote al gimnasio o a la clase de pilates. El amarillo, por su parte, “es sinónimo de alegría, emociones positivas y poder mental”. Piensa en la luz. Te da ese estímulo extra. Ah, y si quieres concentración a tope, el azul puede ser una buena alternativa. El truco es conocer el impacto que tiene cada color y usarlo en tu favor según las circunstancias. A darle duro.