La “cara de cortisol”: así se ha banalizado una hormona tan importante

Un nuevo defecto para que gastemos nuestro dinero y tiempo

Las redes sociales han convertido al cortisol en un nuevo defecto estético y problema de la salud. Basta con hacer una rápida búsqueda en TikTok o Instagram para encontrarse con decenas de videos donde influencers aseguran que esa hinchazón en el rostro o el cansancio constante no son más que señales de que tus niveles de esta hormona están fuera de control.

Algunos incluso afirman que, si luces “cansado y mayor”, no es cuestión de genética ni hábitos, sino de una “cara de cortisol”. Y, por supuesto, ofrecen la solución: desde suplementos hasta rutinas de ejercicio y meditación, prometiendo resetear el organismo y eliminar los efectos de esta supuesta intoxicación hormonal.

El problema es que esta simplificación extrema distorsiona la realidad científica. El cortisol, conocido como la hormona del estrés, es una pieza clave en la regulación del metabolismo, la respuesta inmune y el equilibrio de energía. Su producción no es algo que deba “bloquearse” o “limpiarse”, sino que responde a un sistema complejo de autorregulación que, en condiciones normales, mantiene al organismo funcionando de manera óptima.

Instagram

Así funciona la producción de cortisol

El cortisol es producido por las glándulas suprarrenales y sigue un ritmo circadiano: sus niveles son más altos por la mañana para ayudarnos a despertar y comienzan a descender a lo largo del día. Se libera como respuesta al estrés, pero no solo en situaciones de peligro o ansiedad, sino también durante el ejercicio físico, el ayuno y otras circunstancias que requieren adaptación por parte del cuerpo.

Lo que sí puede ser problemático es una alteración crónica de sus niveles. Un estrés prolongado, el insomnio o ciertas enfermedades pueden hacer que el organismo mantenga una producción anormalmente alta de cortisol durante demasiado tiempo, lo que está relacionado con problemas metabólicos, ansiedad y fatiga. Pero esto no significa que cualquier persona con ojeras o retención de líquidos tenga un problema de cortisol descontrolado.

El término cortisol face que circula en redes sociales suele asociarse con el síndrome de Cushing, una enfermedad rara causada por una sobreproducción crónica de cortisol, generalmente debido a tumores en las glándulas suprarrenales o la hipófisis. Las personas que padecen esta condición pueden experimentar obesidad localizada en el rostro, el abdomen y la parte superior del torso, además de hipertensión y diabetes. Sin embargo, esta es una patología poco común y no tiene nada que ver con los cambios leves en la apariencia facial que muchos influencers atribuyen al cortisol.

Fórmulas mágicas que no funcionan

En paralelo al auge de la “cortisol face”, han surgido cientos de productos que prometen regular los niveles de esta hormona. Desde suplementos vitamínicos hasta adaptógenos como la ashwagandha, muchas de estas soluciones carecen de respaldo científico sólido. De hecho, el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos ha advertido sobre los posibles efectos secundarios del consumo de ashwagandha, incluyendo daño hepático en algunos casos.

En lugar de obsesionarse con fórmulas mágicas para reducir el cortisol, los especialistas coinciden en que la clave está en el equilibrio general del estilo de vida. Dormir lo suficiente, mantener una alimentación saludable, gestionar el estrés de manera adecuada y hacer ejercicio de forma regular son estrategias respaldadas por la ciencia para mejorar la regulación hormonal.