El día que la BBC provocó el caos con un programa fake de fantasmas

Adultos nerviosos, jóvenes con estrés postraumático e incluso un suicidio fueron las consecuencias

Algunas personas son más propensas que otras a creer en las experiencias paranormales. En ocasiones por el perfil psicológico. Otras veces por las creencias acerca del método científico. Pero lo que está claro es que incluso la más escéptica de las personas dudaría ante una grabación supuestamente paranormal de una cadena tan seria como la BBC. Especialmente cuando la venden como un documental 100% real y las imágenes están tan logradas que te meten de lleno en la terrorífica historia. Eso es precisamente lo que ocurrió en Halloween de 1992: la BBC engañó al mundo con su programa de investigación Ghostwatch.

Ataques de un espíritu

Durante el mismo, la audiencia podía seguir los acontecimientos que tenían lugar en vivo en una casa familiar de Northolt, al noroeste de Londres, donde la familia Early padecía los ataques del espíritu de un hombre muerto. Incluso llegó a poseer a los niños. Solo que aquello no era en vivo ni era real. En absoluto. En su lugar, era un drama creado por el escritor de terror galés Stephen Volk para la cadena británica. Una broma con la única intención de ofrecer una experiencia horripilantemente divertida a la gente. Pero no lo fue. Muchas de las personas que vieron el programa se creyeron la movie y entraron en crisis.

Así lo cuentan desde Magnet, medio que rescata la historia casi treinta años después. "Tan convincente fue la supuesta investigación sobre la actividad paranormal que llegaron nada menos que unas 30.000 llamadas a la centralita de la BBC en una hora: muchos de los espectadores estaban aterrados, convencidos de que lo que estaban viendo era real, o padres furiosos porque sus hijos habían sufrido ataques de pánico". Nadie te prepara para algo así. Se trata de una cadena con mucha credibilidad y encima utilizaron a personalidades y periodistas serios. Nada hacía indicar que se tratara de una broma. Nada.

Consecuencias terribles

Lógicamente, la BBC terminó comunicando la verdad. El problema es que "muchos de los espectadores eran niños, que habían quedado traumatizados por lo que creían haber presenciado". Otros muchos eran adolescentes que en ese momento veían la televisión con sus padres. Martin, uno de ellos, terminó tan afectado y con una ansiedad traumática tan fuerte que cinco días después se suicidaría. Su nota de despedida, guardada en su bolsillo y dirigida a su madre, decía lo siguiente: "Si hay fantasmas, ahora seré uno y siempre estaré contigo como uno". Para Martin no fue ninguna broma. La experiencia fue demasiado.

Sus padres lucharon en los tribunales. Aunque ya no recuperarían jamás a Martin, esperaban justicia: creían que el engaño había sido temerario e irresponsable. Y la obtuvieron. Como apuntan desde Magnet, "una revisión judicial por la que lucharon condujo a una investigación por parte de la Comisión de Normas de Radiodifusión, que concluyó que la cadena tenía 'el deber de hacer más que simplemente insinuar el engaño que estaba practicando en la audiencia'". Tenían que haber sido mucho más claros. El arte debe ser atrevido a veces, pero no se puede jugar con la salud mental de la gente. Porque tiene consecuencias.