Los tiempos en los que lxs empleadxs trataban a sus jefxs con veneración, como si fueran una autoridad a la que había que respetar incluso si eran injustxs, han quedado afortunadamente atrás. Hoy los entornos empresariales se acercan más a un intento de pandilla con jerarquías muy amables que a un régimen militar. No obstante, y pese a que en tu oficina se respire mucho buen rollo, no debes olvidar que tu puesto de trabajo, tu salario y tu bienestar dependen en buena medida de esa persona que ocupa un cargo superior al tuyo. Aunque vaya de colega, con una sonrisa por delante, no es tu amigx sino un jefx del que debes ganarte su confianza para que todo marche bien.
¿Cómo hacerlo? Chris Williams, ex vicepresidente de recursos humanos de Microsoft, una de las voces más autorizadas del mundo en asuntos de empleabilidad, tiene tres consejos para ti. El primero de ellos consiste en hacerte visible. ¿Estás rindiendo estupendamente? ¿Has logrado algo muy importante para la empresa? ¿Has conseguido un cliente valiosísimo? Hazlo ver. Pero hazlo con elegancia. Como asegura el propio Williams, “lo más eficaz es mostrar tus logros sin parecer presuntuoso”. Y sí, puede que seas una persona introvertida a la que le cuesta eso de hacerse valer, pero debes encontrar la manera de hacerlo, una tuya con la que te sientas a gusto. Lo mereces.
Ten iniciativa
Además, escribe este experto, estaría bien que mostraras iniciativa a la hora de afrontar desafíos. Piénsalo: todo el mundo quiere beneficios y recibir aumentos de salarios y ascensos, ¿pero cuánta gente está dispuesta a sacrificar la comodidad de unas tareas ya conocidas para meter la cabeza en proyectos arriesgados? Si no soportas la incertidumbre y el estrés, no lo hagas. Nadie te obliga. Ni tienes por qué hacerlo. Pero si te van los retos, añade Williams, “encuentra pequeñas formas de influir y aportar” que marquen la diferencia. ¿Tu jefe anda metido en un proyecto y no puede con todo? Ofrécete a proporcionarle asistencia complementaria. Crearás una alianza más fuerte.
Además, escribe este experto, estaría bien que mostraras iniciativa a la hora de afrontar desafíos. Piénsalo: todo el mundo quiere beneficios y recibir aumentos de salarios y ascensos, ¿pero cuánta gente está dispuesta a sacrificar la comodidad de unas tareas ya conocidas para meter la cabeza en proyectos arriesgados? Si no soportas la incertidumbre y el estrés, no lo hagas. Nadie te obliga. Ni tienes por qué hacerlo. Pero si te van los retos, añade Williams, “encuentra pequeñas formas de influir y aportar” que marquen la diferencia. ¿Tu jefe anda metido en un proyecto y no puede con todo? Ofrécete a proporcionarle asistencia complementaria. Crearás una alianza más fuerte.
Por último, y muy relacionado con todo esto, está la recomendación de servir como pilar de apoyo y no como agitador. “Esto significa formar parte del equipo, no ser quejica, controlar el descontento y centrarse en la luz al final del túnel cuando las cosas se ponen difíciles...”. En líneas generales, quienes mantienen una actitud positiva, especialmente en los momentos duros, son recompensados en el futuro. Pero ojo: esto no quiere decir que tragues con todo. Este consejo vale en empresas saludables con jefxs saludables que saben cuidar de sus trabajadorxs. Si el ambiente es tóxico, y lo ves oportuno, alza la voz para reivindicarte. Ningún jefe despótico merece tu confianza.