7 consejos que me daría a mí mismo en primero de carrera ahora que estoy trabajando

Estos son los consejos que nos hubiese gustado haber recibido cuando estábamos estudiando la carrera para tener las cosas más claras. 

Cuando empiezas la universidad eres un polluelo, un lindo gatito con un manojo de sueños y toneladas de hormonas sueltas que no te dejan ver con claridad. Tampoco sabes lo que eres ni lo que quieres. Te metiste en esa carrera por descarte o porque se parece un poco a lo que te gusta hacer o porque tus padres creyeron que era lo mejor para ti. En cualquier caso, es muy difícil que tus expectativas en ese momento se parezcan en lo más mínimo al mundo laboral. Así que prepárate, porque sí o sí, te vas a llevar una decepción. Y no porque el mundo laboral sea un infierno, pero es muy diferente a las ideas preconcebidas que tú puedes tener en ese momento. Te vamos a dar aquí a probar un sorbo de realidad, de esa que nos hubiese gustado saber cuando estábamos en esa época y que nos habría hecho la vida mucho más fácil.

1. No empieces la carrera al menos por ahora

Asúmelo, con 17-18 años lo normal es que seas extremadamente inmaduro y no tengas ni idea de a qué te quieres dedicar en la vida. Además, vienes tan jodido y estresado del Bachillerato y la Selectividad que acabas rellenando la solicitud de universidades al tuntún y te metes en lo primero que pillas. Por lo que no es una mala idea tomarte un año sabático o los que te hagan falta para viajar, trabajar o hacer ambas cosas en el extranjero. Cualquier cosa que te cambie las ideas, te haga madurar, ver un poco mundo, descubrir cosas nuevas y te deje tiempo para reflexionar en lo que realmente querrías estudiar.

2. Selecciona

Si ya estás dentro, intenta seleccionar qué es importante y qué no. Qué profesor te va a aportar algo y por cuál te va a tocar pasar de puntillas y aprobar como puedas. Desafortunadamente, muchos de nuestros planes de estudio se siguen basando en el clásico 'empollar y vomitar' que pasará por tu cerebro a la velocidad del rayo, pero habrá cosas que se te queden, que te marquen y que puede que hasta cambien tu futuro.

3. Olvídate de los profesores

Cuando ya hayan pasado unos añitos, te darás cuenta de que quienes van a dar clases a la universidad, especialmente a la pública, no son los mejores profesionales del sector. Hay muchos que, de hecho, no han ejercido en su vida y te enseñan lo que han aprendido en libros y analizándolo todo desde fuera. Por eso, aquí también será importante tener buen ojo, investigar quién te da clase y qué puedes aprender de cada uno de ellos. A los que veas que están ahí por motivos variopintos que no son su valía profesional, deja que sus clases te entren por un oído y te salgan por el otro, que se te da genial, y no les hagas ni caso. Igualmente, de aquí unos años, me apuesto lo que quieras a que ni te acuerdas de sus nombres.

4. Lee

A lo que sí deberías prestar más atención es a los libros que te recomiendan. No a los que estos profesores mediocres han escrito y obligan a sus alumnos a comprar para que las editoriales no les cierren el chiringuito. Lee clásicos, autores asentados, libros reconocidos. Léelo todo y no te dediques simplemente a buscar por ahí resúmenes para salir del paso y aprobar el examen. Porque eso sí es información más en profundidad que te puede aportar y hacer descubrir si esa rama que te propone, tal vez, es la que te apasione.

5. Haz prácticas

Independientemente de la carrera que estudies, como te decíamos al principio, el mundo laboral se parecerá bien poco a lo que ahí te enseñen, así que cuanto antes te acerques a él, mejor. Cuando acabas la carrera no tienes absolutamente nada y repito NADA que ofrecer en un trabajo a menos que te formes por tu cuenta y hagas todas las prácticas que puedas, tanto durante el año como en verano. Si consigues que sean remuneradas, bien por ti, pero igualmente, piensa que estás invirtiendo en tu futuro y que el hecho de renunciar a los veranitos en la playa puede marcar la diferencia entre que consigas hacerte un hueco en el mundo profesional, evoluciones a becario eterno o las pases canutas.

6. Vete de Erasmus

No hay excusas. No existe el "no tengo dinero", "mis padres no me pueden ayudar"... los míos tampoco. Pero trabaja en verano, trabaja los fines de semana, ahorra, no te compres esas zapatillas, guárdate el dinero para irte de intercambio a donde sea. Solo te diré que no he conocido a una sola persona que no se arrepienta amargamente de no haber pasado una temporada en el extranjero. Ni una sola. Todas tienen justificaciones, algunas con sentido, pero todas matarían por tirar el tiempo atrás y poder hacerlo. Como ya te habrán dicho, te cambia la vida, te da unas cuantas hostias, te amuebla la cabeza, te hace descubrir el mundo, aprender idiomas y hacer amigos para siempre. No dejes escapar esa oportunidad bajo ningún concepto.

7. Esfuérzate

Piensa que lo que estás haciendo ahora determinará, por lo menos, los próximos 10-15 años de tu vida. De ello dependerá la vida que tengas, el sueldo que cobres, los amigos que hagas... Si consigues que te guste o, mejor incluso, que te apasione, serán unos años maravillosos. Lo darás todo, disfrutarás trabajando, crecerás como profesional y tendrás un impacto positivo en las personas a las que tengas acceso con ese trabajo. En cambio, si no 'fluyes' con lo que estudias y aun así sigues adelante, te amargarás la vida, odiarás los lunes y ansiarás los viernes, aplicarás la ley del mínimo esfuerzo y te pasarás el día quejándote de todo.

8. No es definitivo

Si no te gusta en absoluto lo que estás estudiando, pero por x motivo no tienes más remedio que terminar, no te preocupes, no es el fin del mundo. Hay muchísimas personas que no se dedican, ni de lejos, a lo que estudiaron en la universidad. De hecho, como ya sabrás, las carreras y el mundo laboral no es que vayan muy a la par y hay profesiones para las que todavía no existen estudios. Lo más importante es que te conozcas a ti mismo, que aproveches todos esos años para descubrir lo que te gusta y lo que no y que te asomes lo máximo posible al mundo laboral para tomar esa decisión con con propiedad.

En definitiva, cúrratelo todo lo que puedas pero tampoco te vuelvas loco porque hoy en día las profesiones no tienen por qué ser para siempre. Con el tiempo, los años de universidad se te difuminarán y solo te quedarán los amigos y los buenos recuerdos. Dedícate a disfrutar mucho y a aprender todavía más porque después empieza la vida real, aquella en la que te tienes que valer por ti mismo. Todas las herramientas que hayas adquirido te harán más fuerte y un poco más feliz, que es el objetivo, ¿no?