No dejas de darle vueltas. Recreas la situación una y otra vez en tu cabeza con cientos de finales diferentes. Te encantaría tener la capacidad de reescribir el pasado para borrar esa metedura de pata de tu historial. Una que tuvo consecuencias. Quizás perdiste la confianza de alguien a quien querías mucho. O evidenciaste un secreto que nunca querrías haber hecho público. O dejaste escapar una buenísima oportunidad. Es inevitable pensar en los errores del pasado, pero cuando vuelven a ti sin cesar, cuando interrumpen momentos de tu día a día para hacerte sentir mal, tienes un problema: estás cayendo en lo que Susan Krauss llama pensamiento contrafactual. Y es bastante ponzoñoso.
En palabras de esta misma experta, profesora emérita de psicología y ciencias cerebrales de la Universidad de Massachusetts Amherst, eso de “revivir eventos pasados pero imaginar resultados diferentes podría amargarte o inducirte una actitud cínica hacia la vida que te lleve a no ver el lado brillante sino el lado oscuro de la vida”. Es más, las investigaciones científicas previas, apunta Krauss, muestran vínculos entre este tipo de reelaboración mental y la depresión. Tumbadx en tu sofá parece un ejercicio inocente. Un juego mental sin peligro. Un pasatiempo. No lo es: las películas alternativas que te montas incrementan tu neuroticismo y te alejan de la paz mental que necesitas.
Pero puedes ponerle fin. Para ello, Krauss te recomienda practicar la atención plena. En lugar de dejarte arrastrar por tu fantasía, permanece en el aquí y ahora utilizando el ancla que te resulte más efectiva. Puede ser la respiración. Las sensaciones de tu cuerpo. O los sonidos que hay a tu alrededor. Da igual. La cuestión es que siempre que comiences a divagar sobre aquella situación vergonzosa que desearías que no hubiera transcurrido como transcurrió vuelvas al presente. Debes cortarlo de raíz. No darle ni el más mínimo espacio. Además, y como segunda estrategia para lidiar con el pensamiento contrafactual, la experta aconseja trabajar en la aceptación del pasado. Lo que ocurrió, ocurrió.
Muy ligado a esto está la tercera y última de las tácticas de afrontamiento: centrarte en el futuro. Sí, la cagaste contando aquello delante de lxs demás y haciendo que tu colega se decepcionara contigo por haber depositado su confianza en ti. Pero eso ya no puedes cambiarlo. Aunque te esfuerces mil, aunque imagines un final diferente millones de veces en tu mente, aquello ya pasó. Lo que sí puedes hacer es invertir en tratar de recuperar su confianza en el futuro. Poco a poco. Paso a paso. No gastes tu energía fantaseando. Utilízala en el mundo real. En aquello que sí puedes tocar. Sobre aquello que sí tienes influencia. Como dice Krauss, “encuentra una manera de compensar ese error pasado”.