El worldschooling, abandonar el aula y educar a tus hijos viajando

Para los worldschoolers hay dos formas de vivir: encerrados en oficinas y escuelas o trabajar y aprender viajando por el mundo

Todos hemos pasado por la escuela. Con sus más y sus menos, hemos aprendido y nos hemos formado. Aun así, es fácil recordar momentos en los que no nos hemos sentido cómodos porque teníamos que adaptarnos al sistema pero el sistema no se adaptaba a nosotros. Piénsalo: ¿eran útiles los exámenes? Sí, te forzaban a estudiar y repasar pero… ¿servían para aprender? ¿Te acuerdas de aquello que te aprendiste de memoria y luego vomitaste en una hoja de papel?

Para muchos padres, este sistema mata la creatividad y se centra en las notas y no en los resultados. Creen que la escuela, tal como la conocemos, está desfasada y los intentos de modernizarla no llegan a tiempo y tampoco van en la buena dirección. Por eso, han optado por sacar a sus hijos de las aulas y educarlos en unos valores que consideran más importantes: los de la diversidad, la globalización o la solidaridad. Para hacerlo, creen que la mejor forma es viajar, hacer las maletas, dejarlo todo y explorar el mundo. Es el worldschooling, la disciplina que cree los niños empiezan a aprender en cuanto se abandonan los centros educativos.

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“El hecho de estar en contacto con el día a día de otras culturas y los lugares por los que vamos transitando, les da unos conocimientos prácticos a los que difícilmente podrían haber tenido acceso si nos mantuviéramos estáticos en el lugar donde vivimos. El worldschooling se basa en que lo difícil es no aprender, porque desde el momento en que nacemos estamos aprendiendo de lo que nos rodea porque la tendencia a aprender es algo innato”, explica Irabela’s, un blog de una familia que ha apostado por este estilo de vida.

El woldschooling, aunque pueda parecer algo nuevo, tiene muchos años de rodaje. Es fácil encontrar en las redes sociales familias que ya lo practican y que escriben en blogs, dando consejos y guías para que los viajes no sean solo turisteo, sino que aporten a sus hijos unos valores y conocimientos en matemáticas, ciencias, historia, artes y derechos humanos para que tengan una educación equiparable a los escolarizados académicamente. Gracias a este boom online ha conseguido ampliar sus bases de fans, pero también han aparecido detractores.

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Por eso mismo, en el blog Inteligencia viajera, una familia que practica el worldschooling se ha dedicado a responder a algunas de las preguntas que les han soltado los haters y los curiosos. “¿Como aprenden las niñas sin un sistema escolar que las guíe?”, preguntan algunos. “Nuestro papel como madres y padres es el de observar sus intereses, atender a sus ritmos y facilitar los medios para que el aprendizaje se dé en ellas de una forma completamente natural. Aunque también dedicamos cada día una hora con cada peque a acompañarles en actividades de lectoescritura, matemáticas o proyectos de su interés. Esto lo hacemos 3 o 4 días a la semana. Más del 30% de las cosas que poseemos y hacemos tienen un fin predominantemente pedagógico”, responden.

“¿Cómo llegáis a fin de mes?”, preguntarán muchos, poniendo en duda que sea algo que puedan hacer familias de clase obrera y que ven el worldschooling como una moda para hippies adinerados. El creador de Inteligencia viajera responde enseñando su estilo de vida: limitar las propiedades domésticas a una auto-caravana que les permite viajar por el mundo y trabajar en un negocio online que no les deje enclaustrados en una oficina. “Es más barato viajar que trabajar para otros y así pagarse una hipoteca”, asegura.