Esta es la razón por la que la semana laboral de cuatro días no es tan buena idea

En algunos casos puede incrementar el estrés laboral y dificultar la desconexión

La idea de la semana laboral de cuatro días lleva unos cuantos años pululando a tu alrededor. La escuchas en podcasts, la lees en artículos y fantaseas con ella en tu cabeza. Sería espectacular. Comenzar la semana el lunes y terminarla el jueves por la tarde. A partir de ahí, puro fin de semana para descansar o darlo todo del modo que quieras. La verdad es que, así de primeras, suena bastante golosa. Sin embargo, algunas investigaciones científicas lo cuestionan: hay bastantes probabilidades de que la semana laboral de cuatro días aumente tu estrés laboral y te dificulte desconectar del curro. Quién lo habría pensado.

Más estrés y menos productividad

Pero parece ser así. En primer lugar, y como citan desde Xataka, está este Xataka elaborado por científicas de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, y de la Universidad de Loughborough, en Reino Unido, que muestra que "trabajar cuatro días en lugar de cinco intensifica las tareas y la presión de los jefes en torno a la productividad, por lo que una parte importante de estos empleados se sintieron más estresados y no experimentaron un cambio real en su bienestar". Y es lógico: si las empresas exigirán el mismo rendimiento en menos días, los trabajadores deberán rendir a toda leche. Si no es imposible.

Y quizá pienses: "vale, tendré mucho más estrés de lunes a jueves, pero el viernes lo tendré libre para disfrutar y sentirme mejor". Pues te equivocas. Al parecer, apuntan desde este mismo medio, "algunos de los trabajadores que probaron este experimento neozelandés confesaron que la urgencia y la presión a la que estaban sometidos dejaba sin efecto el día libre de más". Es decir, terminaban tan quemados, tan agotados, que el viernes no era un precioso día de quedar con los colegas, salir a correr o ir a la playa: era un día de quedarse reventado en la casa para recobrar energías y recobrar el ánimo. Un día de "no me llaméis".

Créeme: no desconectas

En cuanto a la desconexión, y como prueba un artículo de investigación publicado en el medio especializado Harvard Business Review, ese incremento del estrés provoca una disminución de la primera. Al final, es de cajón: si mantienes un ritmo de curro mucho más intenso, con más tareas, con menos tiempo para hacerlas y con más presión, es bastante más probable que sigas pensando en ello una vez salgas del trabajo. Eso hará que ese día extra libre que tienes, y quizá también el sábado y el domingo, te los pases con sensaciones de intranquilidad y ansiedad que te impidan disfrutarlo al máximo.

Por último, y como posibles consecuencias negativas de la semana de cuatro horas, está la disminución de la interacción entre lxs trabajadorxs. Es decir, que hablarías menos con tus compañerxs puesto que estaríais todxs mucho más concentrados en el curro que hay que sacar adelante. En cualquier caso, estos estudios no dicen que la jornada laboral de cuatro días sea un infierno. Lo que muestran es que si las empresas quieren mantener la misma productividad a toda costa, lxs trabajadorxs pagarán el pato. Todo depende del entorno. Y, como no podía ser de otra manera, de tu personalidad y tus preferencias.