Esta pareja vive una Luna de miel eterna en las Maldivas por culpa del coronavirus

Querían volver a casa, pero el gobierno de su país no les dio una solución, por lo que se convirtieron en presos de su paraíso

Las Maldivas, el paraíso de las lunas de miel. Un archipiélago formado por miles de pequeñas islas con playas infinitas, sol, naturaleza, resorts, exploración submarina, comida y decenas de planes felices que convierten cualquier viaje de novios en un sueño inolvidable. Pero el sueño puede convertirse rápidamente en pesadilla si te quedas atrapado en este viaje como si estuvieras en El día de la marmota.

Es lo que le ha pasado a Olivia y Raul De Freitas, una pareja de Sudáfrica que se fue de luna de miel cuando empezaban a cerrar fronteras por todo el mundo. “Tenían dudas, pero viajaron igualmente. Eran solo siete días, en teoría, y su agencia de viajes les prometió que, a pesar de todo, todos los ciudadanos sudafricanos podrían volver a casa”, explica el diario The New York Times, que ha recogido su experiencia.

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Pero no fue el caso: Sudáfrica y Maldivas cerraron sus aeropuertos y no pudieron abandonar el país. Contactaron la embajada más cercana, en Sri Lanka, y les dijeron que había otros 40 sudafricanos atrapados en el archipiélago y que la única opción era alquilar un avión, que costaba 104.000 dólares, a repartir entre esos 40. Muchos se negaron a pagar esa cantidad, y a medida que iban cayendo uno a uno los interesados, la parte individual del vuelo que tenían que dividirse subía.

Así que decidieron quedarse en el hotel, convirtiéndose en los únicos inquilinos en el resort Cinnamon Velifushi Maldives, que tiene capacidad para 180 personas, y que ocupa toda la islita, “así que no hay ningún sitio donde ir. La pareja reina en la isla, pero también son cautivos. Los días son largos y aburridos, duermen, hacen snorkel, van a la piscina, repiten todo”. Así, constantemente. Una luna de miel interminable.

Además, los trabajadores tienen prohibido volver a sus casas por el gobierno local, que obliga a someterse a una cuarentena tras despedir a los últimos huéspedes… que en este caso siguen ahí. Así que, mientras esperan al vuelo hacia Sudáfrica, viven rodeados de comodidades y de trabajadores que se desviven por ellos, a falta de nada mejor que hacer. “El servicio de habitaciones va a preguntar si quieren algo cinco veces al día, los músicos hacen conciertos privados y el instructor de buceo les pide de ir a bucear cada vez que se los cruza”, añade el artículo.

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“Todos dicen que querrían perderse en una isla desierta. Eso es porque saben que podrían volver”, asegura Raul, ahogado en el aburrimiento de unas vacaciones eternas y con la preocupación de que no saben cuándo volverán ni cómo recuperarán los ahorros que se han gastado en su estancia. Ahora están en otro hotel, reasignados por el gobierno sudafricano, con otros ciudadanos en la misma situación, esperando.

Pero su situación no es anecdótica. Ha pasado con muchas personas de vacaciones, incluidos españoles. Durante toda la cuarentena han ido volviendo 21.000 viajeros por todo el mundo. Todavía hoy quedan unos 3.000 turistas españoles por traer de nuevo al país, que, según declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, vendrán pronto desde Italia, Dublín, Australia y Filipinas. Por fin se acabaron sus vacaciones eternas.


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