El papa recomienda a los jóvenes gais que consulten a un profesional

El sumo pontífice quiso matizar el consejo de mandar a los homosexuales al psiquiatra, pero acabó siendo peor

La Iglesia católica tiene un serio problema. Quiere sobrevivir en estos tiempos de cambio tan bonitos que nos ha tocado vivir pero manteniendo un pie en siglos mucho más oscuros. Su máximo representante, el Papa Francisco, lo mismo te suelta un esperanzador "no soy quien para juzgar a un homosexual" que te endosa un "en caso de niños gais, se pueden hacer cosas con la psiquiatría". La confusión era lógica. Por desgracia, y tras la entrevista entre Jordi Évole y el sumo pontífice en Salvados, la duda está resuelta: la homofobia perdura en la Iglesia. Y perdura por mucho galimatías lingüístico que el Papa Francisco quiera insuflarle a su discurso.

"Cuando la persona es muy joven, muy pequeña, y empieza a mostrar síntomas raros... ahí conviene ir y yo dije al psiquiatra. En ese momento te sale la palabra que te sale hablando en un idioma que no es el tuyo. Y no, digo de ir a un profesional", "matizaba" ante Évole. ¿Que qué profesional? Nosotros tampoco lo sabemos. Quizá se refería a un chamán. O a un curandero posmoderno. O simplemente a un psicólogo conductual que modifique ese "raro" sí, dijo raro comportamiento homosexual. "Consulten, por favor", insistía.

Twitter, siempre alerta ante los patinazos morales, no tardó en condenar las palabras del Papa. Pronto se leían mensajes como "vergonzosas declaraciones", "vomitivo" o una optimista e irónica vuelta de tuerca a las desafortunadas palabras de Francisco: "El Papa dice que son los padres que ven "conductas raras en sus hijos" los que tienen que ir al psiquiatra, y es el psiquiatra el que tiene que tratar a los padres, que no le habéis entendido al hombre". Y no estaría mal. Porque las presiones sociales y paternales contra la homosexualidad, materializadas a veces en las terapias de conversión, han hecho mucho daño al mundo.

Por si acaso, y para extender una mano amiga a las millones y millones de personas homosexuales del planeta, el Papa nos dejó dos preciosas verdades en el programa de ayer de Salvados: 1. Que "las tendencias no son pecado". Es decir, que no irás al infierno eterno por desear sexual o amorosamente a alguien que comparta el mismo par de cromosomas que tú. Gracias señor. Qué alivio. 2. Y que "una vez que la actitud homosexual está fijada, ese hombre o esa mujer tiene derecho a una familia y no se le puede echar del hogar". Ahora sí. Ahora nos ha quedado claro que los y las homosexuales tienen los mismos derechos fundamentales que el resto. Menos mal.

Andábamos desorientados. Lo que no nos ha terminado de quedar claro es eso de "actitud homosexual". Hola, mi nombre es Alfredo y tengo muy buena actitud. Proactiva, positiva y homosexual. Una gran actitud homosexual. Como que algo no encaja, ¿verdad? Y desde luego son esas ideas retrógradas en este nuevo mundo que, gracias a una inmensa mayoría y a pesar de unos pocos, estamos construyendo. Y quien no quiera o no pueda verlo que consulte un psiquiatra. Perdonen: quise decir un profesional.