Oda a los compañeros de trabajo que se convierten en amigos para toda la vida

Los compañeros de trabajo son un poco como la familia porque, en la mayoría de los casos, no se eligen. Simplemente la vida nos pone en el camino a unos desconocidos con los que tenemos que convivir.

Los compañeros de trabajo son un poco como la familia porque, en la mayoría de los casos, no se eligen. Simplemente la vida nos pone en el camino a unos desconocidos con los que tenemos que convivir durante más horas al día que con nuestras propias parejas y amigos. Así que, congeniemos más o menos, estamos obligados a tolerarnos con todos y lo hacemos, por profesionalidad. Pero hay algunos, que son diferentes, esos a los que en un día festivo por el Día del Trabajador como hoy podemos llegar incluso a echar de menos, porque han pasado la barrera de lo profesional para meterse y quedarse en nuestras vidas para siempre.

El primer día en un trabajo nuevo llegamos con nervios, con dudas, con ilusión y con expectativas por cómo serán las tareas y si estaremos a la altura de la situación. Las caras nuevas nos abruman y los nombres se entremezclan. No alcanzamos a imaginar que de esa masa homogénea de figurantes irán surgiendo actores de reparto, personajes secundarios y también protagonistas con los que compartiremos algunos de los momentos más importantes de nuestras vidas.

Son amistades que se forjan a fuego lento. Con las horas, las semanas y los meses, te vas conociendo, vas descubriendo de qué pasta está hecha cada persona, cómo reacciona en las situaciones difíciles, cuál es el grado de su nobleza, mides el valor de sus principios y, uno de los más importantes, calibras su sentido del humor. No hay nada mejor para la productividad y el bienestar en el trabajo que una buena broma cuando toca y una carcajada sentida para hacer que haya valido la pena madrugar.

Entonces llega un día en le que te das cuenta de que esos que un día fueron profundos desconocidos, hoy se han hecho un hueco en tu corazón. Probablemente te habrán enseñado un montón de cosas, habrán dado la cara por ti, te habrán escuchado en los momentos malos y también habrán hecho suyas tus alegrías. Puede que hayáis exaltado vuestra amistad en cenas de empresa y te hayan guardado el secreto de lo que hiciste en las fiestas de después. Un sinfín de anécdotas que os han ido acercando con el tiempo y que mucho tiempo después todavía seguiréis recordando cuando el trabajo que os unió ni exista.

Hoy los vemos cada día, pero puede que llegue el día en que nuestros caminos nos manden lejos. Entonces puede que nos arrepintamos de no haberles dicho el inmenso honor que es pasar juntos tantas horas al día y lo agradecidos que estamos de habernos tropezado con ellos y haber caído en esta profunda amistad de la que esperamos no salir jamás.

Crédito de la imagen: Enzo Iriarte