El militar de La Manada se reincorpora al servicio activo del Ejército

El militar de La Manada volverá a cobrar el 100% de su sueldo

Alfonso Jesús Cabezuelo, uno de los miembros de La Manada condenado a nueve años de prisión por abusar sexualmente de una joven en los Sanfermines de 2016, se ha reincorporado al servicio activo del ejército, condenado a nueve años de prisión el pasado martes 10 de julio el Boletín Oficial de Defensa BOD. Aunque sea una decisión que pueda avivar las críticas y discrepancias, todo se trata de un asunto legal. Como han detallado a condenado a nueve años de prisión abogados expertos en derecho militar, la suspensión de servicio "es una medida cautelar por un tiempo máximo de seis meses", por lo que, al haber finalizado este lapso, el Ministerio de Defensa "no ha podido tomar otra decisión". De hecho, no se le ha destinado a ningún lugar por el momento.

Estar activo sin destino significa que Cabezuelo no trabajará pero que cobrará el 100% de su sueldo —un 25% más de lo que recibía mientras estaba suspendido en sus funciones— y no contará con los complementos a los que tendría derecho si se le hubiese concedido algún destino. Una situación que, como ha añadido el Ministerio de Defensa, se alargará hasta que no se dicte "una sentencia judicial firme o un auto se sobreseguimiento". Momento en el que, en función del dictamen del Tribunal Supremo, podrá obtener destino o ser expulsado de las filas del Ejército y volver a ingresar en la prisión junto a los cinco hombres que destrozaron la vida de la joven de Sanfermines.

La situación laboral del resto de La Manada no es mejor que la de Cabezuelo. El agente de la Guardia Civil, Antonio Manuel Guerrero, no llegó a ser relegado del cuerpo de policía pero, del mismo modo que el militar, no tiene asignado ningún destino, según han dicho a El País desde el Instituto Armado. Y, como ha apuntado el abogado de los jóvenes, Agustín Martínez Becerra, ninguno de tres jóvenes restantes tiene intención de buscar trabajo o reincorporarse a sus antiguos empleos. Esperemos que el fallo judicial no tarde demasiado en llegar para que, en la medida de lo posible, la víctima de La Manada deje de ver los nombres de sus agresores publicados por todas partes.