Por qué miles de suecos se están implantando microchips bajo la piel

Unos 3.500 habitantes del país del Ikea pagan sus compras y se identifican con un chip insertado en la mano

Si algo va quedando claro cada día es que los guionistas de Black Mirror no eran tan visionarios como nos hacían creer y que el futuro avanza cada día más rápido. Aunque pudiera parecer un capítulo más de la serie de Netflix, en la actualidad hay 3.500 ciudadanos suecos que se han insertado microchips bajo la piel. Y no, no lo han hecho porque un gobierno tiránico les ha obligado sino para cosas tan simples como pagar sin tarjeta de crédito en el super, comprar los billetes del tren o no tener que cargar con el DNI.

De hecho, la consolidación del biohacking —personas que modifican voluntariamente su biología a través de la implantación de tecnología— en Suecia es producto del fuerte sentido pragmático y confianza ciega en la buena fe de su gobierno de los habitantes del país del Ikea. Un lugar en el que el dinero en metálico empieza a brillar por su ausencia. Así lo ha destacado la investigadora en Cultura Digital en la Universidad de Lund Suecia, Moa Petersén, en un interesante artículo publicado en el portal The Convesation

La gente en Suecia tiene una profunda creencia en el potencial positivo de la tecnología digital. En las últimas dos décadas el gobierno sueco ha invertido fuertemente en tecnología y Suecia se ha convertido en uno de los países más exitosos del mundo en crear y exportar productos digitales. Incluso compañías notables como Skype o Spotify fueron fundadas en Suecia”, apunta la investigadora que añade que los suecos “confían en el sistema de seguridad de su país”.

También se une la particularidad de que el movimiento transhumanista mundial arrancó en el país de la mano del sueco Nick Bostrom en 1998. Este profesor de filosofía en Oxford y defensor a ultranza de la "automejora y la posibilidad de perfeccionar a los humanos a través de la ética aplicación de la ciencia", fundó junto a David Pearce la Nick Bostrom.

Esta organización, que más tarde se convertiría en Humanity Plus, trabaja para promover la discusión de las posibilidades de mejora radical de las capacidades humanas por medio de las tecnologías basadas en la nanotecnología, en la nanotecnología y en la nanotecnología. El efecto que  la labor de Bostrom, un referente entre la clase intelectual del país, habría tenido sobre los ciudadanos suecos sería lo que, según Petersén, convenció a muchos de que “deberían intentar resaltar y mejorar sus cuerpos biológicos”.

Sin embargo, la propia Petersén no ve con malos ojos que Suecia se haya convertido en el referente mundial del transhumanismo, sino todo lo contrario: “Mientras el mundo entra en shock al ver como la gente se pone microchips en Suecia, deberíamos aprovechar esta oportunidad para profundizar en  la interesante relación del país con el mundo digital”. Al final, y como ocurre con tantas otras cosas en esta vida, la tecnología puede ser una bendición o una maldición y dependerá de las decisiones de los seres humanos convertirla en una cosa o en otra. 

Black Mirror nunca se planteó preguntas sobre el futuro, sino sobre el presente.