Un macrocomplejo erótico a prueba de turistas sustituirá el Barrio Rojo de Ámsterdam

El ayuntamiento de la capital de los Países Bajos sustituirá el polémico distrito por un lugar a las afueras de la ciudad

Se acabó pasearse móvil en mano por las callejuelas del Barrio Rojo de Ámsterdam. El espectáculo turístico que suponía la exposición de las trabajadoras sexuales ha llegado a su fin y el ayuntamiento de la capital de los Países Bajos lo ha dispuesto todo para que se traslade la actividad del sexo por dinero en un complejo dedicado a ello en las afueras de la ciudad. El conflicto venía de lejos y tanto vecinos como las propias profesionales demandaban medidas urgentes al sentirse monos de feria al servicio de turistas que únicamente buscaban el morbo de obtener una foto en el lugar. Una situación que incluso había ahuyentado a los propios clientes y que estaba pasando factura al negocio.

Solamente en la última década, la visita de turistas a la zona de De Wallen, en pleno centro de Ámsterdam, había aumentado en un 60% unido al récord de 19 millones de visitantes a la ciudad en el 2018. Con vistas a evitar que los turistas eligieran el Barrio Rojo como una de las paradas de su visita a Ámsterdam el ayuntamiento intentó todo tipo de estrategias: prohibir el alcohol en la calle, las visitas guiadas y los rótulos en inglés. Pero ninguna había funcionado. En paralelo a los esfuerzos contra el turismo sexual, la alcaldesa de la ciudad, Femke Halsema, inició otras medidas para acabar con la llegada de millones de europeos a los coffee shops en busca del consumo de cannabis. Y no solo eso, el gobierno del país incluso está intentando que los campos de tulipanes dejen de ser vistos como una atracción turística para evitar a las hordas de visitantes. 

Finalmente, la solución para el mítico y decadente Barrio Rojo podría consistir en un complejo erótico en las afueras de Ámsterdam que funcionaría con mayor discreción y que dispondría de una línea de transporte público para que los ciudadanos que lo deseen puedan acceder al sexo de pago sin tener que emplear sus vehículos contaminantes. “Una especie de hotel con muchas habitaciones, todas con alarma, una caja fuerte para el dinero y cámaras de seguridad. Que sea lo más segura y atractiva posible para las trabajadoras sexuales”, explicó la alcaldesa de la ciudad. En definitiva, un conjunto de medidas orientadas todas ellas a evitar que uno de los países que son ejemplo de civismo y tolerancia se conviertan en el Magaluf del Mar del Norte.