Cuántos litros de gasolina lleva la cocaína que te estás metiendo

Desde la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC en 2016 se ha disparado la producción de droga en el país

Hay una parte inmensa de Colombia donde no llegan las carreteras. Se comunica por ríos o caminos de cabras por los que se encaraman todoterrenos viejos, burros y gente caminando. No obstante, en medio de esas laderas verdes de selva y cultivos a veces aparecen gasolineras, como una promesa del desarrollo que está por venir. Allí viven, sobre todo, campesinos y muchos se dedican a cultivar coca. Es el primer eslabón, paupérrimo, de una cadena millonaria que termina en narices de Madrid o Hamburgo, esnifada.

Para convertir la hoja de coca en cocaína se necesita sumergirla en gasolina durante días, un proceso que ya chupa uno de cada cuatro litros de petróleo consumido en todo el país, según acaba de publicar The Guardian en un reportaje. Solo en Riosucio, una de estas localidades perdidas en la frontera con Panamá, se consumieron 4,5 millones de litros de gasolina el año pasado, apunta el diario.

La producción de cocaína lleva años creciendo en Colombia, especialmente desde la firma del acuerdo de paz en 2016 entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, que mantenían el control de gran parte de ese territorio y que desde entonces ha quedado en manos del narcotráfico. Aunque existen programas de sustitución de cultivos para intentar acabar con la producción de droga, los campesinos de las zonas remotas se dedican a sembrar coca, el único producto que les es rentable comercializar. Por la falta de infraestructura, es muy difícil sacar productos perecederos de esas zonas. Los compradores de hoja, sin embargo, van casa por casa y se llevan los sacos a unas cabañas que llaman "laboratorios" donde las reducen a base de coca.

283 litros por kilo

Este es el paso del proceso que más gasolina requiere. En concreto, se necesitan 283 litros de gasolina para producir un kilo de cocaína, según The Guardian. Literalmente, la hoja de coca se mete en bidones de llenos de petróleo, que absorbe hasta convertirse en una pasta que los compradores se llevan cada pocos meses hacia los laboratorios donde se termina de purificar y se exporta. De hecho, hay pueblos que dependen tanto del negocio de la coca que la pasta base funciona como moneda si los narcos tardan más de lo previsto en llegar con efectivo.

Pero el petróleo también es necesario para transportar los materiales a través de la selva hasta la exportación. Esto hace que pueblos pequeños consuman cantidades de petróleo muy por encima de cualquier previsión normal. Las autoridades colombianas se han fijado ahora como objetivo investigar a las gasolineras que operan en zonas tradicionalmente productoras de cocaína. A este cálculo oficial, hay que sumar la gasolina venezolana que llega a Colombia por contrabandistas que cruzan la frontera entre los dos países.

Hay muchas formas de calcular el impacto del narcotráfico, incluso este, que es legal y muestra la hipocresía que hay detrás del narcotráfico. Legalizar y legislar es cada vez para más expertos la única forma de que las zonas productoras dejen de sufrir y se perpetúen en la pobreza. Ojalá el camino que muchos países han iniciado con la marihuana muestre que no hay nada malo en tener las drogas controladas desde la legalidad.