Así es la infame unidad especial policial para perseguir homosexuales en Tanzania

Los activistas proLGTBI denuncian las redadas policiales que están obligando a las personas homosexuales de Dar es Salam a abandonar la ciudad

Aunque parezca mentira en pleno s. XXI la homosexualidad continúa siendo castigada en muchas regiones del mundo. En Tanzania, por ejemplo, tener “conocimiento carnal con cualquier persona contra el orden natural”, como describe la ley las relaciones homosexuales, puede significar una condena de hasta 30 años de cárcel. Ahora, movido por esta homofobia institucional, el jefe administrativo de la antigua capital tanzana de Dar es Salam, Paul Makonda, ha ordenado la formación de un equipo especial de agentes policiales destinados a identificar, detener y castigar a los homosexuales con largas penas de prisión.

“Están haciendo redadas en casas. Es algo horrible y solo va a empeorar. Mucha gente está saliendo de la ciudad. Están huyendo. Están yendo contra los activistas alegando que promovemos la homosexualidad. Nos tenemos que esconder”, contaba hace dos días a The Guardian un activista tanzano desde el anonimato para evitar represalias del gobierno. Porque aunque el Ministerio de Exteriores de Tanzania ha declarado que la iniciativa de Makonda no representa la posición oficial del gobierno, el ejecutivo del presidente John Magufuli ha apoyado desde 2015 varias medidas contra las personas homosexuales.

Las voces de alarma se multiplican. Como ha contado otro activista local al diario británico, la situación es tan extrema que sienten como si hubiese empezado la “temporada de caza de gays”. Además, lamenta que estén siendo publicadas diferentes listas de nombres de supuestos homosexuales en redes sociales para facilitar su persecución. La homofobia en Tanzania no procede únicamente de los gobiernos. Según reveló el propio Makonda en rueda de prensa, su administración ha recibido más de 5.700 mensajes de la gente denunciando a personas homosexuales, actitud que él mismo fomenta en sus entrevistas.

Por todo ello, la Comisaria de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, ha mostrado su preocupación porque “esto pueda convertirse en una caza de brujas” que “podría interpretarse como una licencia para llevar a cabo actos de violencia, intimidación, acoso, hostigamiento y discriminación contra quienes se perciben como LGTB”. Y ha lanzado un mensaje claro: “Hago un llamamiento al gobierno y a todos los habitantes de Tanzania para que defiendan los derechos humanos de todas las personas en el país, sin importar quiénes son o a quién aman”. ¿Tan difícil de entender resulta todavía?