El ginecólogo Denis Mukwege y la ex esclava sexual Nadia Murad, ganadores del Nobel de la Paz

Han recibido el galardón por su lucha contra la violencia sexual y su trabajo con las víctimas de abusos sexuales

El anuncio del galardón del Nobel de la Paz era uno de los más esperados en los últimos días. El hecho de que se barajasen nombres como Donald Trump, Kim Jong-Un, o el mismísimo Carles Puigdemont, causó cierta polémica y motivó que muchos estuvieran especialmente atentos al galardón. Sin embargo, todo el revuelo ha quedado en nada. El comité Nobel noruego ha anunciado hace unas horas que los elegidos para recibir el Nobel de la Paz son la yazidí Nadia Murad, ex esclava sexual del grupo yihadista Estado Islámico, y el congoleño Denis Mukwege, ginecólogo que trata a mujeres violadas en la República Democrática del Congo. En concreto, han recibido el galardón por “sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra”.

Nadia Murad Basee Taha, nacida en el año 1993, es una activista de los derechos humanos yazidí —minoría religiosa kurda— que ha trabajado por y para la dignidad de los supervivientes de trata de personas de las Naciones Unidas desde septiembre del 2016. Todo sus objetivos han estado apoyados, a su vez, por Yazda, la organización global yazidí. Ella es una de las que encarna una causa a nivel mundial que supera el marco de los conflictos, como se ve con el movimiento #MeToo, nacido exactamente hace un año.

Por su lado, el médico ginecólogo Denis Mukwege, nacido en el año 1955, ha fundado y desarrolla su trabajo en el Hospital Panzi en Bukavu República Democrática del Congo, donde tanto él como su equipo han tratado a miles de pacientes víctimas de asaltos por las fuerzas rebeldes. Asimismo Mukwege ha condenado "la impunidad de las violaciones masivas y ha criticado al gobierno del Congo y de otros países por no hacer lo suficiente para parar la violencia sexual contra las mujeres como estrategia y arma de guerra”, como exclamaba el comité del Nobel noruego.

En un contexto donde es tan necesario darle visibilidad a los casos de abuso e injusticia social y sexual que viven cientos de personas —entre ellos, la gran mayoría mujeres— es una celebración que se premie el trabajo importantísimo de estos dos representantes de la lucha y del cambio. La entrega del Nobel, que coincide con el aniversario del #MeToo, ha logrado acertadamente poner en el punto de mira un tema que debe encontrarse entre las principales preocupaciones de una sociedad que, para lograr un cambio, debe y puede comenzar desde un trabajo en la rutina de cada uno de nosotros.