Dinamarca pretende enviar a una isla a todos los inmigrantes que rechace

Dinamarca confinará inmigrantes en un islote

La pequeña isla de Lindholm, al sur de Dinamarca, podría convertirse en 2021 en una prisión para inmigrantes cuyo único delito fue viajar hasta el país nórdico en busca de una vida mejor. Aunque el actual Gobierno de coalición centroderechista y el ultraderechista Partido Popular Danés, impulsores conjuntos de esta inhumana medida de aislamiento, hayan incluido algunos inmigrantes condenados para posicionar la opinión pública a su favor, la realidad es que la inmensa mayoría de quienes poblarán la isla de Lindholm son absolutamente inocentes. Aunque no para estas formaciones xenófobas.

“Los criminales condenados no tienen nada que hacer en Dinamarca. Hasta que no podamos deshacernos de ellos, les trasladaremos a la isla de Lindholm, en la bahía de Stege, donde estarán obligados a permanecer en el nuevo centro de expulsión por la noche. Y habrá policías a todas horas”, manifestaba en Twitter el Partido Popular Danés junto a un vídeo donde un barco abandona a un hombre de apariencia árabe en un diminuto islote. Ese será, si el Parlamento danés aprueba la medida, el destino de todos los inmigrantes que no puedan ser deportados a su país de origen una vez Dinamarca les niegue el asilo.

Como ha declarado la ministra de Inmigración danesa, Iner Støjberg, “con el nuevo centro de salida en la isla de Lindholm enviamos una señal de que no tienen un futuro en Dinamarca”. Estarán aislados, sin posibilidad de integrarse con los daneses. Una medida que prosigue el lamentable proceso antiinmigrantes que el Gobierno danés lleva años aplicando con éxito: las solicitudes de asilo se han reducido de 10.722 en 2016 a 1.793 en este 2018. ¿De verdad es esta la Europa que queremos? Para Morten Østergaard, diputada de la oposición, esta nueva medida es un “gesto simbólico”. Uno que aterra.

Porque así comienzan los sistemas xenófobos. Pasito a pasito, sin hacer ruido. Y en Europa se están dando muchos pasitos: los Demócratas de Suecia, el FIDESZ-Unión Cívica Húngara, el Amanecer Dorado griego, la Liga Norte italiana, la Agrupación Nacional en Francia... Cada año son más y más diputados de extrema derecha los que entran en los parlamentos europeos para tomar decisiones sobre nuestro futuro. Los últimos, por desgracia, en nuestro país: Vox y su intención de criminalizar la inmigración con sus discursos de odio contra los extranjeros. Este cuento ya lo vivimos hace casi un siglo. ¿Acaso no aprendimos nada?