Pillé ladillas y pensar que se irían solo depilándome fue el inicio de un calvario de meses

Creí que rapando la zona genital era suficiente, pero no. Me pasé tres meses con picores, heridas y desesperación

Picor. Picor incesante. Me desperté con unas pequeñas heridas en el pubis que picaban muchísimo. Eran como una granizada con puntitos rojos que, además, escocía y picaba cada vez más por haberme rascado. Pensé que sería alguna alergia o una irritación. “¿Fui a la playa y me dejé demasiado tiempo el bañador mojado? ¿Me rascó la ropa interior?”, me pregunté. No sabía qué era, pero no le di importancia.

Pasaron los días y las heridas no mejoraban. Las pequeñas zonas granuladas iban y venían. Ahora se rebaja, mañana vuelve a salir. Decidí revisarme bien la zona y: ¡sorpresa! Encontré unos pequeños insectos enganchados a mi piel y mi vello. Me arranqué uno y lo miré de cerca. ¿Eran ladillas? Busqué imágenes en Google y lo comparé a ese bicho que me acaba de encontrar. En efecto, era lo mismo. 

¿Cómo contraigo ladillas?

Lo primero fue pensar cómo habían llegado allí. “Generalmente, las ladillas se contagian durante el sexo, ya que les gusta vivir en el vello púbico. Los piojos púbicos pasan fácilmente del vello de una persona a otra cuando sus genitales están muy cerca o entran en contacto”, explica Planned Parenthood, la organización para la divulgación de la salud sexual.  

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Los primeros picores habían llegado hacía tres semanas. Por fechas coincidía con un rollete de una noche que conocí cuando salí de fiesta a principios de mes. Así que muy probablemente los había cogido en ese encuentro sexual. Qué palo.

Eliminar las ladillas de tus genitales

Lo primero que hice fue afeitarme la zona genital. Adiós vello. Después, con una luz directa y unas pinzas me empecé a quitar aquellos bichitos que veía. Además de los pequeños insectos con forma de cangrejo y colores blancos, amarillos y marrones, había unas bolitas marrones enganchadas a los poros capilares de los genitales. Eran las larvas y huevos, que deben quitarse con la misma urgencia porque también pican y luego se convierten en ladillas.

Aunque durante casi una semana se pasó el picor, volvió. Esta vez por la zonas colindantes: piernas, la zona perianal… Tocaba afeitarse otra vez y volver a examinarla para eliminar las malditas ladillas. Sin embargo, parece que no lo hice bien, porque en cuanto crecieron un poco más los pelos, volvieron a aparecer.

“Los remedios caseros, como baños calientes o rasurarse, no sirven”, advierte Planned Parenthood. Vamos, que lo estaba haciendo mal. Sí, afeitar es imprescindible, pero no es lo único que se debe hacer en estos casos. Es obligatorio ir a la farmacia y comprar cremas, champús, lociones o espumas indicadas para este tipo de casos, ya que no requieren receta y son la única forma de de conseguir desinfectarte.

Ni rasurar ni depilar, champús

Fui a la farmacia, enseñé la zona y las heridas y la farmacéutica me reconfirmó que eran ladillas y que necesitaba una crema que se tenía que poner durante 15 minutos, aislando la zona en plástico, y luego ducharme. La escena era algo pintoresca: tras aplicarlo por la zona irritada, cogía una bolsa del súper, le hacía dos agujeros por donde introducía las piernas, luego hacía un nudo con las asas para que el agujero grande quedase ajustado a mi cintura. Mis compañeros de piso no sabían que tenía ladillas, así que me cubría con un chándal, pero cuando caminaba se oían ruidos de plástico rozando y me miraban extrañados. Por suerte nunca preguntaron.

Aunque lo hice todo bien, al cabo de unos días las ladillas volvieron. Me desesperé. Estaba irascible y cansado, pensaba que era porque estaba harto de esos malditos insectos que volvían incansablemente. Pero no, resultó que es uno de los síntomas de las ladillas. “Aunque las ladillas no son peligrosas, pueden provocar la sensación de estar afiebrado, agotado o irritable”, asegura Planned Parenthood.

Sin embargo, es algo normal. “Es posible que necesites hacer el tratamiento más de una vez. Si todavía tienes liendres vivas después de 9 a 10 días, repítelo”, recomienda la organización. Vamos, que no hacía falta desesperar con la vuelta de las ladillas. De hecho, es lo más probable.

Se me fueron las ladillas a la quinta vez que apliqué el tratamiento. Uno de los errores más comunes y que yo cometí —y por lo cual volvían las ladillas— es que no cambié las sábanas ni las toallas. Según Planned Parenthood, “usa siempre ropa, toallas y ropa de cama recién lavadas después de finalizar el tratamiento. Aunque estos parásitos no viven mucho tiempo fuera del cuerpo humano ni pueden aferrarse a superficies lisas, por lo que no se contagian en el baño, en algunos casos, el piojo púbico se propaga por usar ropa, toallas o la cama de una persona con el parásito”.

Las ladillas no solo están en tus genitales

Aunque las ladillas no son peligrosas y este tratamiento de farmacia es el más eficaz, este parásito puede entrar en contacto con otras zonas de cabello más sensibles. Es decir, no solo está en tus genitales. También puede alojarse en tu pecho, piernas, barba, bigote y cejas. Nunca en la cabeza, ahí solo van los piojos comunes.

Claro está, si tienes ladillas en los ojos no puedes ponerte las mismas cremas que te pondrías en el resto del cuerpo. En ese caso ve corriendo al médico, que te dará un tratamiento específico para eliminarlas sin dañar tus ojos.

Hay mucha desinformación sobre las ladillas. Se suele creer que es algo solo genital, cuando no es así, y, además, van cargadas de estigma para la persona que las contrae. Así lo denuncia Planned Parenthood, “tener piojos púbicos no significa que eres sucio; no tiene que ver ni con la higiene, ni con la limpieza”. Es puro azar: cruzarte con alguien que lo tenga y que te los pase en un contacto íntimo.