La mitad de lxs sanitarixs está al borde de una enfermedad mental

Incluso las cifras de suicidio en lxs trabajadorxs de la salud triplica la media de la población general

Si es sobre pandemia, prácticamente cualquier persona podría enumerar más de diez cosas por las que lo ha pasado mal. Desde lo más banal, con los viajes cancelados y la imposibilidad de ir a tomar unas birras con tus amigos, hasta lo más grave, perder el empleo, a un ser querido, no llegar a final de mes o sentir que la salud mental se ha resentido enormemente. Y aunque sí, a todos nos ha afectado en mayor o menor medida, hay un colectivo que ha estado al pie del cañón, sufriendo las consecuencias en primera línea de pandemia: lxs sanitarixs.

Para ellxs, la pérdida de salud mental ha sido drástica. Según dos estudios liderados por el Instituto Hospital del Mar y los centros CIBER de Salud Pública y Salud Mental donde participaron más de 9.000 sanitarixs y 18 centros de seis comunidades autónomas, un 46% de lxs trabajadorxs del campo de salud está al borde de la enfermedad mental debido a la pandemia. Con patologías que iban desde la ansiedad, el insomnio y la depresión hasta las sustancias adictivas, como el alcohol.

Otra cifra preocupante es relativa al suicidio: “el número de personas con ideas suicidas asusta. En la población general, esta tendencia no llega al 1%, y en lxs sanitarixs estamos hablando de un 3,5%”, alerta Víctor Pérez, jefe de psiquiatría del Hospital del Mar de Barcelona. Pero eso es la media, las cifras aumentan levemente si se miran demográficamente: lxs auxiliares y enfermerxs, especialmente si son mujeres, tienen más posibilidades de sufrir una enfermedad mental.

“Son el personal que ha tenido que trabajar sin los EPIs y con un miedo terrible de contagiarse”, añade Pérez. Han estado combatiendo una enfermedad que no conocían, rodeadxs de informaciones que iban cambiando y de protocolos que, por falta de recursos y personal, no siempre podían cumplir a rajatabla. “Se jugaban la vida por enfermxs que llegaban a cientos cada día. Una situación de estrés y miedo que a menudo se traduce en enfermedades mentales. Y encima tuvieron que asumir otras funciones que los han hecho más vulnerables, han tenido que suplir las familias de lxs enfermxs, que, en muchos casos, estaban al final de su vida y se habían de despedir los seres queridos por teléfono. Pero la mano que estaba con ellos era la de auxiliares o enfermerxs que los cuidaban”, cuenta un artículo de CCMA..

“Nos hemos sentido abandonadxs, fue descorazonador ver a esxs profesionales haciendo sus propios EPI con bolsas de basura, que estaban con lxs pacientes sin poderlxs ubicar y algunxs, incluso, al punto de la agonía”, recordaba la doctora Sheila Justo, presidenta del sector de Médicos Jóvenes y MIR de AMYTS, a las puertas de la tercera ola. “El profesional sanitario era un profesional altísimamente expuesto al germen y sin protección. Ya han fallecido más de 70 médicos por la crisis covid. El fallecimiento de lxs compañerxs ha sido durísimo, han dado todo por la medicina y el covid ni tan siquiera se ha reconocido como enfermedad profesional, teniendo en cuenta que se contagiaban en su actividad”, añadía. Y ahora, ya son cada vez más evidentes los estragos emocionales de todo ese estrés, agotamiento, miedo y tensión.