Los 3 pasos para convertir un vicio en un hábito bueno para ti

La joven siria que se grabó pariendo en medio de la guerra y la muerte Ya hay más de 70 millones de personas fuera de sus hogares por culpa de la violencia, la guerra o la persecución, según ACNUR Redacción CN CONCIENCIA SOCIAL18 diciembre, 2019 Cuando ves la cara de Sama en la pantalla, ya sabes que todo lo que la rodea es mucho más oscuro que su sonrisa. Waad Al-Khateab, su madre, se quedó embarazada mientras Alepo, su ciudad natal, estaba bajo el asedio de las fuerzas sirias de Bachar Al Assad y grabó todo el proceso para que su hija, un día, vea de dónde viene. Fueron meses de guerra y destrucción, de muerte y desplazamiento forzado, pero para la familia fueron también momentos hermosos y felices. Sama, Waad y su pareja Hamza, un médico activista, acabaron huyendo también. Ahora son refugiados en Reino Unido, solo una de las millones de historias de desplazamiento forzado esparcidas por el mundo. En total, ya hay más de 70 millones de personas fuera de sus hogares por culpa de la violencia, la guerra o la persecución. Más de 25 millones están, directamente, fuera de sus países y necesitan asilo, según los datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR. El documental For Sama concentra en escasos 90 minutos las más de 300 horas que Waad registró durante cinco años en medio de la guerra de Siria. Su boda entre bombardeos, el momento del parto en un hospital que atendía heridos de guerra —el médico que tomó las constantes vitales de la niña murió en un bombardeo— y la semana que pasó bajo tierra antes de poder sacar al bebé del hospital. Empezó a filmar para dejar constancia de todos sus pasos, como si fuera el último y ha conseguido unas imágenes únicas para enseñar la realidad de los refugiados sirios antes de llegar a tocar las puertas de Europa y que los metamos a todos en el mismo saco. Es una película íntima sobre la vida en el interior de todos esos edificios que tantas veces has visto derruidos en las noticias. Waad Al-Kateab @waadalkateab #ForSama is not just a film for me, it is my life" Please support our Campaign @ActionForSama for#StopBomingHospital Visit our website:https://actionforsama.squarespace.com/ Ver imagen en Twitter 248 4:24 - 20 nov. 2019 Información y privacidad de Twitter Ads 122 personas están hablando de esto "Cuando vives en zona de guerra, aunque sepas que las cosas no son como deberían de ser, te agarras a la vida y tratas de disfrutar el momento y ser feliz", explica Waad en una entrevista ya en Londres, donde su hija está creciendo lejos de lo que ella considera como "casa". Casa, para ella y para mucha otra gente que vive en países de todo el mundo es Alepo, una ciudad que tardará años hasta generaciones en ser reconstruida. El documental de Waad ha ganado este 2019 premios como el Prix L’Œil d’Or por mejor documental en el festival de Cannes o a mejor filme independiente en los British Independent Film Awards, lo que nos permite abrir los ojos ante una realidad que nos afecta pero que desconocemos completamente. Ser capaces de disgregar cada una de esas historias y de empatizar con los dramas que han llevado a esas familias a los campamentos de Grecia o Turquía, los barcos en el Mediterráneo y las solicitudes de asilo sin resolver en toda Europa. Afganistán, Siria, Sudán En las últimas dos décadas se ha duplicado el número de personas que tienen que rehacer sus vidas lejos de sus casas, ya son más de 70 millones en todo el mundo, una cifra que supera la población de Francia, por supuesto la de España y roza la de Alemania. La mayoría viven en la pobreza y muchos de ellos siguen estancados en de refugiados cercanos a zonas fronterizas. El final de la década, que tanto nos gusta para echar freno y mirar atrás, nos sirve para rescatar algunos de los temas políticos más destacados de los últimos años. Y si ha habido una realidad que ha marcado el mundo en los años 2010 han sido los refugiados. Europa ha demostrado ser un continente incapaz de atender la llamada de millones de personas desesperadas, pero no somos los únicos: Venezuela, Myanmar o Centroamérica... cada minuto, 25 personas abandonaron sus pueblos por miedo en 2018, según el mismo organismo recuerda la diferencia entre desplazados dentro de su propio país y refugiados internacionales, que ya superan los 25 millones. 25 personas son las que iban contigo a clase cuando ibas al colegio, las que caben en un vagón del metro o en un restaurante mediano. Esa cantidad de gente hace las maletas cada minuto que pasa. Acnur Solo en septiembre llegaron a Grecia 10.000 refugiados, el número más alto en un solo mes desde el acuerdo fracasado que firmaron los países miembro en 2016 se comprometían a repartirse los solicitantes de asilo para poder desatascar la situación en el sur del continente, pero el acuerdo fracasó. Afganistán se ha convertido en el principal foco de refugiados, pero sigue la guerra de Siria, la de Yemen, el conflicto en Sudán del Sur, la crisis humanitaria en Venezuela o la violencia en Centroamérica. "Nadie puede darse cuenta de las vidas y el amor que hay detrás de una guerra y a quiénes afecta realmente: a las madres, a los niños. La gente puede pensar que se trata de un combate y se enfocan en eso", dijo en otra entrevista la directora. Es muy difícil hacer que el mensaje cale. "Además lo ven como si fuese un conflicto en el que las dos partes se miden de modos iguales, pero olvidan que hay personas allí tratando de vivir una vida mejor", añade. Cuando se van, es porque ya no tienen nada más que intentar allí.

Si haces una revisión dentro de tu rutina y tus costumbres probablemente detectes cuáles son tus peores hábitos. Algunos pueden ser menos inofensivos como morder un lápiz por la parte de atrás y otros pueden dañar más tu salud como el mal hábito de fumar. Buenos hábitos, malos hábitos: la ciencia de hacer cambios positivos y mantenerlos es un libro basado en datos, investigaciones y cálculos científicos reales que busca alejarse de la autoayuda y realmente crear un método para transformar estas costumbres hacia algo positivo. Wendy Wood, profesora de Psicología en la Universidad del Sur de California y autora del libro ha investigado cómo los hábitos son capaces de gobernar la vida y el comportamiento humano.

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En una parte del libro la autora explica, por ejemplo, cómo dejar de mirar el móvil tan a menudo. Ella cuenta que, en primer lugar, es necesario notar que se está teniendo este hábito más de lo normal. Ese es el primer paso para cualquier hábito que queramos transformar o eliminar. Una vez detectada la costumbre, existen tres diferentes vías de generar el cambio. 

1. Ponte obstáculos

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La autora utiliza como ejemplo un mal hábito en concreto: morderse las uñas. "No puedo saber exactamente el origen de esta costumbre. Lo que sí sé es que la mayoría de las personas desarrollan el hábito cuando están ansiosas, ya que se trata de una costumbre que distrae". Así, cada vez que tengas esta sensación, volverás a morderte las uñas, se transforma en algo automático. A partir de detectar que esto sucede hay que analizar el contexto en el que pasa: ¿hay momentos y lugares particulares en los que ocurre?, ¿el momento de ansiedad es en el trabajo? ¿en casa? ¿cuando estás con alguien en particular?

La autora explica que los malos hábitos suceden solamente por las circunstancias que nos rodean y, si estos contextos son constantes, es muy complicado generar un cambio. Así que tiene que ser algo que se active de forma consciente y que obstaculice el mal hábito. En el caso concreto de morderse las uñas, una de las fórmulas es, por ejemplo, ponerse guantes, utilizar los productos que se utilizan con los niños para que no se chupen el dedo o pasar directamente a una perfecta manicura que te alejará de las ganas de morderlas.

2. Analiza las señales y cámbialas

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El bucle sin fin empieza esta noche.

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Cuando detectes dónde ocurre este mal hábito o bajo qué circunstancias sucede, debes transformar ese contexto. Si es el entorno de trabajo el que hace que te empieces a morder las uñas, debes modificar este lugar para que tu atención esté en otras partes. Puedes cambiar la organización de tu escritorio, puedes cambiar la disposición del espacio a tu alrededor e incluso puedes dejarlo todo tal como está y pegarte carteles o mensajes que te recuerden que no debes morderte las uñas, así cuando estés en mitad de tu mal hábito, habrá una señal que te avise de que algo no va bien.

3. Hábitos incómodos

Las manos deben mantenerse, entonces, ocupadas de alguna manera. Ahora mismo la ansiedad solo encuentra su punto de descargar en la mala costumbre de morderse las uñas. Así que tiene que haber algo que lo impida. Una opción puede ser una pelota antiestrés, un spinner o algún elemento para tener entre las manos. "Lo que hay que tener en cuenta es que la fuerza de voluntad te ayudará a comenzar, pero hay una buena investigación que hay que llevar a cabo y que será lo que nos de las herramientas para tratar de cambiar un hábito muy arraigado", explica la autora.

Wood cuenta cuál fue su situación personal. Ella tenía dificultad para levantarse temprano, debía hacerlo para poder hacer deporte por la mañana ya que era el único momento libre que tenía. Después de ver todo el tiempo que le llevaba vestirse con la ropa de deporte y de detectar que no podía salir de la cama y que esto le impedía salir a correr, comenzó a irse a dormir con la ropa deportiva. Estuvo un año acostándose con la ropa con la que saldría a hacer ejercicio a la mañana siguiente, hasta que por fin empezó a hacerlo todo a su debido tiempo. 

La entrada de un nuevo año es una oportunidad para abandonar los malos hábitos. Casi siempre necesitamos una especie de día cero para comenzar a llevar a cabo los cambios, porque aunque parezca sencillo, un cambio requiere mucha consciencia y mucho trabajo. Y no solo tiene relación con lo físico sino también con lo emocional.