Lolicon: investigamos qué hay detrás de estos dibujos animados sexuales con niños

Los dibujos animados porno con niños, el Lolicon y el Shōtacon, no son ilegales en España y son de fácil acceso

“Me masturbo con el Lolicon, sí. Pero no veo que tenga nada de malo, aunque muchos lo vean aberrante y amoral. Tienen cara de niñas, pero no son niñas, son dibujos”, explica un joven de Barcelona que no ha querido dar su nombre sino su mote, Sam. Es consumidor de Lolicon, un arte pornográfico que tiene como objeto sexual los rasgos y actitudes infantiles.

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Lolicon, y su vertiente masculina, el Shōtacon, hacen referencia a Lolita y Shōtarō complex, la atracción de personas adultas a los rasgos infantiles de niñas y niños. Es un concepto que nace en Japón y se traslada rápidamente al hentai, el porno de dibujos animados. Y de ahí, al resto del mundo. El Lolicon o Shōtacon es, en resumidas cuentas, una pornografía que erotiza lo infantil.

Una pornografía infantil fácil de encontrar y no perseguida

Haz la prueba: escribe Lolicon o Shōtacon en Google. Dedica unos pocos minutos a buscar entre los resultados. Deja atrás la entrada de Wikipedia y algunas noticias y te encontrarás con varias páginas que ofrecen este contenido. Bienvenido. En total, habrás tardado poco más de diez minutos para encontrar estos dibujos de niños sexualizados. Y no es ilegal.

Actualmente este tipo de pornografía no está prohibida legalmente. Según el acuerdo de la Fiscalía General en 2015, solo se persigue la pornografía real o las “imágenes realistas”, es decir, “imágenes alteradas de personas existentes e incluso las imágenes generadas mediante ordenadores”. En definitiva, el anime o los dibujos animados, aunque muestren imágenes pedófilas, no entran dentro de esta categoría y no son perseguidos. “Busqué sentencias sobre Lolicon y no hay ninguna en España”, añade Sam que insiste en que “no es porno pedófilo porque son dibujos, no niñas”.

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“Además, a mí no me gusta porque sean niñas sino porque me atraen sus rasgos infantiles y tiernos. Muchas veces estos dibujos representan a mujeres mayores de edad con rasgos infantiles”. Este elemento es cierto: en las páginas de Lolicon hay muchos dibujos de mujeres con pechos de adulta, aunque tienen la estatura y los rasgos de alguien de unos 10 o 12 años.  

Son dibujos, pero también porno pedófilo

Sin embargo, Carme Sánchez Martín, codirectora del Carme Sánchez Martín, desmonta la visión de Sam. “Es pornografía pedófila. Se excita con imágenes de niños, aunque sean dibujos, el objeto de deseo son niños y sus rasgos”. En este sentido, la experta afirma que muchas de las explicaciones que se dan para evitar la asociación entre pedofilia y el Lolicon son excusas: “Sabes que está mal socialmente y entonces, para no levantar ampollas, te justificas y niegas que haya atracción hacia a lo infantil”.

Un amigo de Sam, con quien comparte afición y que tampoco ha querido dar su nombre verdadero, también niega que el Lolicon sea pedófilo porque a él no le pone “por ser niñas”, sino que lo consume porque muchas veces busca un porno extremo cuando no le satisface a lo que está acostumbrado. “A través de los dibujos puedo encontrar muchas fantasías que jamás podrían hacerse en carne y hueso, y me estimula más cuando siento que el porno normal se hace muy monótono”.

Para la sexóloga, esta argumentación es peligrosa. Aunque esta persona no se identifique como pedófila, “es también una excusa para consumir pornografía infantil y negar que hay un deseo que se quiere satisfacer”. Además, este tipo de argumentos demuestran que “es una persona que busca situaciones extremas, cada vez más. ¿Quién no te dice que esta persona algún día no se conformará con el porno y pasará a convertir estas fantasías en realidades?”, se pregunta. Buscar este porno extremo puede causar una adicción. “Cuanto más lo consumes, más te habitúas, y más extremos necesitas. Al final será fácil que pases al siguiente estadio”, continúa. Y, siguiendo esta misma lógica, la conclusión es inevitable: el siguiente estadio es abusar de menores para cumplir esas fantasías a las que se acostumbran poco a poco.

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Es por ello que Carme opina que el consumo de este porno podría convertirse en un riesgo social. Siendo tan accesible y sin restricciones, se normaliza la sexualización infantil y se puede llegar a creer que el sentimiento de probar el sexo con un niño pequeño es algo recíproco. “Se les puede llegar a ver como objeto de deseo real”, advierte.

Pero no hay un acuerdo real entorno a esta pornografía. En contrapunto a la visión de Carme está Loola Pérez, investigadora de la percepción del estigma en la persona pedófila en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, que asegura que “no existen estudios concluyentes que relacionen el visionado de Lolicon con un comportamiento delictivo relativo al abuso sexual infantil”. Cree que el matiz hay que colocarlo en las personas que consumen pornografía infantil con menores reales, “pues ahí hablamos de un abuso filmado”, mientras que, según los estudios, el Lolicon no lleva a la delincuencia pedófila.

Pedofilia y pederastia no es lo mismo

En esta misma línea, A.M. —un hombre que se considera pedófilo y que entrevistamos en otro artículo— explicaba la diferencia entre pederastia y pedofilia. “La primera es el delito de abusar sexualmente de niños, la segunda no se puede condenar, se trata simplemente de deseo y fantasías sexuales que no derivan en acciones”. Así pues, el Lolicon ayudaría a satisfacer este deseo. “Un pedófilo jamás disfrutará visualizando material donde un menor esté siendo abusado o violado. No se puede aceptar la pornografía infantil porque implica víctimas reales. En cambio, sí estoy a favor de poder disfrutar libremente del género virtual Lolicon/Shōtacon”.

Le explico la diferencia entre pedolifia y pederastia a Sam, pero se reafirma. “Yo no soy pedófilo, y he leído que la mayoría de personas que vemos Lolicon no somos pedófilos. No nos gustan los niños, y aunque así fuera, los abusos a los niños no los hacen por deseo sexual sino por poder, por lo que ver porno animado infantil no es malo”.

A favor de esta frase está Michael C. Seto, psicólogo forense, sexólogo y experto en abuso sexual infantil. Según sus investigaciones, la gran mayoría de abusadores sexuales no son pedófilos, es decir, no sienten atracción sexual hacia los menores: solo un 16,2-27% de los abusadores sexuales son pedófilos, la cifra restante 73-83,8% señala a abusadores que no tienen atracción hacia niños.

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A.M. considera que la pedofilia es una orientación sexual y que el porno como el Lolicon debe existir para satisfacerlos, porque un pedófilo puede controlar sus actos pero no debería reprimir sus deseos. Carme, la codirectora del Institut de Sexologia de Barcelona, recuerda que hay mucha controversia en torno este tema. “Algunos profesionales creen que es una orientación sexual, sí, pero es una afirmación que se debe hacerse con mucho cuidado”. Ella no comparte la visión de A.M. sobre el porno Lolicon y cree que es equivalente a las imágenes de niños reales. “Muchos creen que es un mal menor, pero no deja de ser un mal. Seguramente lo aceptan mejor porque no es tan cruel ni tan real. Pero para mí, que sean dibujos no lo hace más light. El consumidor no deja de ser una persona que se excita con niños”.

Por su parte, Loola responde al debate mostrándose más laxa respecto al Lolicon y asegurando que se trata de un material donde no hay una víctima concreta. “Es importante considerar esto porque no se puede sugerir que el Lolicon es un abuso sexual. Quizá es una fantasía polémica, pero una fantasía per se no delinque”, subraya.

Tener deseos sexuales por los niños pero negar ser pedófilo

Personas como A.M., que se identifiquen como pedófilos, son una excepción. La mayoría de consumidores del Lolicon, como Sam, niegan que sean pedófilos aunque se estén masturbando con imágenes de niños sexualizados. Algo que Carme explica argumentando que “tienen un deseo y cogen la parte más soft de esta pornografía para saciarlo”, y, probablemente, también se sentirían atraídos con el porno pedófilo real.

La conclusión más evidente que se puede extraer es que el porno Lolicon o Shōtacon, tiene como objeto a los niños pequeños y quien lo consume asiduamente es porque, muy probablemente, se sienta atraído. Incluso si se consume otro tipo de pornografía además de esta, no quiere decir que no exista el deseo. Como explica A.M., no todos los pedófilos son exclusivos. Es decir, no todos solo sienten atracción a niños, hay otros a quiénes también les gustan los adultos. Pero el sentimiento, el deseo hacia los niños, está ahí latente.

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Al final, es comprensible que personas como Sam se nieguen a aceptarlo. Ser pedófilo “no es sencillo ni es una situación fácil. Requiere mucho trabajo personal, familiar, de parejas...”, matiza Carme desde la experiencia de haber atendido a personas con estos deseos sexuales. Loola está de acuerdo y cree que “es importante atender a estas personas más allá de la intervención penal”, y que no podemos escandalizarnos y censurar el Lolicon si no promovemos a la par una ayuda profesional completa y sin estigmas.