Todos los tipos de poliamor que conocemos y cómo gestionarlos

Es evidente que el poliamor ha venido para quedarse por mucho que la monogamia se resista. Pero el poliamor es tan heterogéneo que vale la pena aprender a diferenciar sus tipos y cómo gestionarlo

Aunque se hable muy a la ligera de poliamor a la que tienes varios rolletes, la definición de la palabra no es exactamente lo que haces cuando te lías con unx, luego lo dejas en visto y vas a por el siguiente. Etimológicamente, significa “pluralidad de amor” y se define como un tipo de relación no monógama en la que no hay una sola exclusividad sexual. Puede haber varias exclusividades o ninguna, porque el poliamor tiene varios tipos y aquí van algunos de ellos. 

Para empezar, existe la poligamia o poliandria, en la que los componentes de la pareja tienen varias relaciones exclusivas. Lamentablemente, esta práctica es sobre todo conocida por los sistemas patriarcales donde los hombres tienen a varias esposas pero las mujeres no, aunque existen algunas culturas que también la aceptan en su vertiente femenina.

El poliamor no jerárquico es aquel en el cual todas las relaciones se encuentran al mismo nivel. O sea, no hay una pareja principal y otras esporádicas o menos importantes o al menos no está estipulado que así sea.  Dentro del poliamor no jerárquico existe lo que se ha denominado como anarquía relacional, que implica tratar a todas las relaciones sin jerarquizar, o sea que puedas amar libremente a varias personas con las que tengas sexo o no y no exista ningún tope o limitación para ella. El ideal de esta modalidad es tratar todas las relaciones con cariño y empatía independientemente de la implicación. 

El poliamor jerárquico es todo lo contrario: Existe una pareja principal, que algunos denominan ancla, y después cada miembrx puede mantener relaciones con varias personas fuera de esa pareja.  Algo más complicada es la polifidelidad, en la que se permiten relaciones fuera de la pareja pero solo con personas determinadas. O sea, es una no exclusividad con un grupo concreto. También hay quien establece lo contrario: una relación abierta pero exceptuando un grupo concreto. Por ejemplo, puedes estar con quien quieras menos con mis amigxs o tus compañerxs de trabajo. 

Existen casos curiosos como las triejas o parejas de tres -o más personas- en las que tres o más personas pueden llegar a convivir y relacionarse entre sí con todas las variables posibles dependiendo de los sentimientos de cada unx. Por ejemplo, imagina un cuarteto amoroso y todas las combinaciones que se pueden dar: puede que unx de ellxs solo quiera tener relación con su pareja inicial y que lxs otrxs tres tengan todxs relaciones entre sí. O puede que haya relaciones de todxs con todxs. En fin, explicarlo sin imágenes se hace un poco más complicado, pero lo importante es que todas las formas de relacionarse son válidas si se respeta al otro y se plantean desde la honestidad. 

De hecho, si los cambios se hacen con respeto y comunicación, las relaciones poliamorosas pueden no encuadrarse siempre en la misma subcategoría de las antes mencionadas. Y, por lo que parece, cada vez serán más frecuente alternativas al noviazgo monógamo de toda la vida. Un apunte, eso sí: ni la infidelidad ni los intercambios de pareja se consideran poliamor.