El silencio está destruyendo tu relación lenta pero irremediablemente

Cuando una pareja deja de discutir y opta por callarse sus opiniones comienza un proceso de destrucción que solo puede acabar en una ruptura de lo más dolorosa

Las relaciones románticas requieren de una permanente negociación en muchísimos aspectos. Y es normal: se trata de dos personas únicas, cada una hija de su madre y de su padre, compartiendo sus vidas. Incluso la mejor pareja del universo tiene sus peleillas de vez en cuando. En ocasiones, cuando estas peleas son mucho más intensas de lo que nos gustaría, y se dicen auténticas barbaridades, fantaseamos con lo maravillosa que sería la paz perpetua. Es una utopía. Y la alternativa, mantenerse callados en lugar de afrontar las desaveniencias, definitivamente mucho más destructiva que los combates dialécticos.

O al menos esto asegura el psicoterapeuta estadounidense Mel Shwartz en una publicación para Psychology Today. En concreto, y en sus propias palabras, "no tiene mucho sentido estar en una relación y recurrir al silencio" dado que, "no solo sabotea la línea de vida de una pareja saludable, sino que también ahoga sus necesidades expresivas". Dicho de otra manera: ¿Para qué queremos tener una persona a nuestro lado si no vamos a compartir nuestras emociones y debatir sobre lo que nos separa? Esa es precisamente la esencia de las relaciones. De eso tratan. Es como comprarse una televisión y no encenderla nunca.

El problema es que algunas personas no encaran las relaciones de esta manera. En lugar de querer vivir una experiencia de conexión y comunicación humana, buscan alguien a quien poder controlar para su beneficio. Y no solo se controla con agresividad. Como dice Shwartz, "hay un tipo de control mucho más insidioso, que se basa en el silencio". Después de todo, y así razonan quienes recurren a esta técnica de dominio, los silencios impiden que la otra persona reaccione. Es mucho más sencillo responder a un argumento o malas palabras que a la nada. Es una pared contra la que chocas sin éxito. Y eso destruye.

Además, los silencios también pueden provenir de "personas que tienden a complacer a los demás o evitar la confrontación". Por eso es fundamental sentarse a reflexionar a solas acerca de esto. Pregúntate si vives con miedo a expresar tus emociones o tus opiniones a tu pareja. Pregúntate si puedes hablar con naturalidad sin temer que tus palabras alejen a la otra persona de ti. Si descubres que estás reprimiéndote por complacer o por precaución, tienes mucho trabajo por delante. Contigo misma como persona y con la relación. Vivir en la cárcel del silencio es una condena que no te mereces. Ni tú ni nadie.

Porque el silencio nos estanca. Como asegura este psicoterapeuta, "cuando recurrimos al silencio, creamos un monólogo interno, típicamente atribuyendo a los demás nuestra proyección de cómo asumimos que responderían si realmente compartiéramos nuestros pensamientos con ellos". Guiones mentales que probablemente no tienen nada que ver con cómo sería la conversación real, por muy convencido que estés de que sería de determinada manera. "La comunicación se estanca y la relación tiene pocas posibilidades de evolucionar" y normalmente se marchita. El silencio para los árboles.