Cómo hacer que tu relación sea más madura y tener menos conflictos

Es como una transición que va desde lo infantil y vivaz que tiene el amor al principio hasta la parte más seria y adulta que se compone de confianza y seguridad

Al principio de una relación hay un tipo de enamoramiento. Los expertos dicen que es como si se tratara de un amor más infantil. En esta fase es el sistema límbico el que se activa, las emociones son impulsivas y volátiles, es decir, este contacto puede acabar en una relación seria o no. Son otras características las que marcarán qué forma tendrá el desenlace. Si resulta que se encamina hacia una relación más seria, se alcanzará una especie de madurez estructural a los tres años de estar juntos.

Llegando a ese tiempo hemos ido conectando con una parte más profunda de la otra persona, la que está en la parte del cerebro conocida como la corteza prefrontal la que se encarga de distinguir de forma racional entre el bien el mal o calcular las consecuenias a futuro de nuestros actos del presente. Eso es físicamente, porque emocionalmente a veces no estamos preparados para que la relación se vuelva adulta. Es más, a partir de los tres años de relación pueden empezar los verdaderos conflictos y a veces no consiguen resolverse por nuestra incapacidad para ponernos en la piel de los demás y ver su perspectiva de los conflictos. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Un diagrama sencillito para entenderlo bien 👍

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Desde Psychology Today explican que muchas relaciones se acaban a los tres años porque es el momento en el que las parejas maduran y se vuelven adultas. Para conseguirlo, tienen que desarrollar los lazos de confianza, de seguridad y de compromiso. Esto es de forma general, cada relación es un universo en sí y cada pareja sabrá si esta transición sucede o no y en qué punto concreto lo hace. ¿Cuál es la diferencia entre un amor más infantil y uno más adulto? Cuando empezamos con alguien tendemos a fomentar los gustos que tenemos en común y a restar importancia a nuestra individualidad. Con el paso del tiempo esto va menguando y salen a la luz gustos o formas de pensar que marcan nuestras diferencias. Lo que hay que hacer es aprender a compartirlas y a entenderlas. Aquí, algunas formas de llevarlo a cabo.

Visión binocular

La mejor manera de lograr que un amor más maduro se mantenga y funcione es desarrollando la habilidad más importante para una relación: la visión binocular. Se trata de la capacidad de integrar las perspectivas de tu pareja junto a la tuya e intentar verte a través de sus ojosSolo la visión binocular puede dar una imagen precisa de cualquier interacción y, además, de la relación en su conjunto. Con esta perspectiva no abandonas la propia; la enriqueces a través de una comprensión más profunda de tu pareja. Puedes entender qué percibe y qué podría llegar a sentir ante tu forma de actuar. Es como un paso más allá de la empatía.

Cómo reacciona

En mitad de una discusión solamente un segmento muy pequeño de nuestro cerebro es capaz de analizar objetivamente nuestro propio comportamiento. Es más, si estamos excesivamente exaltadxs, esta parte está desactivada. Nuestros cerebros han ido evolucionando para detectar los gestos y las formas de los demás y no tanto las propias. Además las emociones como el resentimiento se sienten y se perciben de manera diferente: por dentro sentimos que nos tratan injustamente y en el exterior parecemos hostiles o exigentes. Como nuestro cerebro está analizando la reacción de la otra persona, lo más inteligente para llegar a la paz es expresar vulnerabilidades culpa, vergüenza o tristeza en lugar de ponerse a la defensiva a través de la negación o el enfado.

Teniendo en cuenta estas dos actitudes, podemos controlar nuestros miedos o preocupaciones y entender qué generan en nuestra pareja. Una vez detectado lo que podrían causar, lo ideal es verbalizarlo de forma concreta. Por ejemplo: "esta semana estoy estresadx y entiendo que puedo llegar a contagiarte con esta sensación. Creo que podemos llegar a un punto en el que ambxs podamos sentirnos bien". Poseer vulnerabilidad y reconocer la incomodidad o cómo se siente tu pareja les da a ambos la oportunidad de ser compasivos y cooperativos, en lugar de ponerse a la defensiva. De alguna manera hay que lograr estar del mismo lado en lugar de convertir el problema en algo mutuo, en lugar de echarse en cara mutuamente todo lo malo que haya podido ocurrir. El amor maduro precisa paciencia, grandes dosis de autonomía y ganas de seguir recorriendo el mismo camino de la mano.