Presenté mi novio a mis amigas y me dijeron que es feo y que merezco más

¿Tanto puede afectar la opinión de nuestrxs amigxs como para que empecemos a ver con otros ojos a nuestras parejas? Eso quizá indica problemas mucho más profundos que debemos tratar

Laura y Pol no llevan demasiado juntos, unos seis meses hablando, unos tres de algo más serio. Son una de esas parejas salidas de la cuarentena, de las vídeo-citas de Tinder. Empezaron, por supuesto, por cam. En cuanto se abrieron las calles de Barcelona, en su caso, por fin se vieron “aunque nos pasamos un poco del límite de un kilómetro, porque él era de otro distrito”, reconoce ella. Y así empezaron esas primeras semanas de ilusión, alegría y felicidad, esas en las que cada vez que recibes un mensaje sonríes, en las que te vas a dormir a las tantas porque estáis escribiéndoos y haces stories con indirectas deseando que te las responda.

Pero llegó el primer conflicto. Y no porque se peleasen, o porque alguno se portase mal ni porque se dieran cuenta que tampoco eran tan compatibles como les hacía creer la magia del principio. Fue cuando Laura presentó a Pol a sus amigas. “Quedamos para tomar una cerveza, nosotros dos y tres de mis compañeras de la uni, él al principio estaba un poco tímido, pero se le pasó rápidamente. Fue una tarde muy divertida. Pero él se tenía que ir antes”, recuerda. Cuando dieron las nueve, Pol se tuvo que marchar a su casa y ellas cambiaron a un restaurante para cenar.

Obviamente, en cuanto se despidió, lo primero que hizo Laura fue preguntarles: “¿qué os ha parecido?”. Lo que no se esperaba es que el primer mensaje iba a ser: “es majo pero un poco feo, ¿no? Tú mereces más”. Laura se quedó flipando. Y aunque el resto de sus amigas lo dejaron por las nubes, ninguna recriminó ese comentario que le pareció “tan fuera de lugar, tan terrible, tan repugnante. Si piensas eso te lo callas”.

"Empecé a verlo feo"

Sus amigas no volvieron a hablar del tema, pero ella se sentía fatal, tanto, que la visión que tenía de él cambió. “Incluso pensé en dejarlo. El chico que tanto me gustaba… empecé hasta a verlo feo”, reconoce. Para la psicóloga Maria Esclapez, es un planteamiento erróneo. Cree que ninguna opinión, más allá de la de ambos miembros de la pareja, “debería ser importante”, y que si te gusta “es porque tiene unos valores [físicos o psicológicos] que te han atraído, y el hecho de que no se parezca a los gustos de otras no debería afectarnos”, aunque sea más fácil de decir que de hacer.

En todas aquellas personas que se sienten como Laura y que un comentario de “mereces más” las destruye por dentro, “está claro que hay dependencia de la aprobación de las amigas”, diagnostica la experta. Ve obvio que “todo el mundo tiene puntos de vista y gustos diferentes”, que son respetables siempre y cuando no se quiera imponer y que pueden ser hasta sanos, y que si tanto le afecta una opinión es porque hay una necesidad de gustar a estas personas.

La dependencia a gustar

Coincide la psicóloga Susana Gómez, especialmente al contarle que Laura llegó a sentir cierta vergüenza cuando pasearon juntos por la calle en las semanas consecutivas a la conversación con sus amigas. “Tiene tanto miedo de no gustar, de que digan que ‘no hacen una buena pareja’, de no ser lo ideal, que, si el chico le gustó en un principio y ahora no, está autoconvenciéndose de que es feo para tener una excusa para dejarlo, porque teme que otros puedan pensar como su amiga”, detalla. 

Laura, en su búsqueda obsesiva de respuestas, se ha planteado muchísimas cosas. Por ejemplo, que, mientras jura que su novio le parece “mono”, quizá solo le sedujo su sentido del humor y personalidad y ella "se forzó a verlo guapo", para la psicóloga, podría ser fácilmente "una forma de crear una explicación a algo que ella misma no entiende: la opinión de los que la rodean puede hacer que transforme su percepción de las cosas". Eso sí, Laura no pone en duda "que es majísimo" y jura no querer dejarlo. "Pero es que lo de ‘tú te mereces algo mejor’ me destruyó", se lamenta.

Tu pareja no tiene por qué sufrir tus traumas

Le pasó algo similar a Miguel, que cuando presentó a su novia, Ale, 10 años mayor que él, unos amigos el dijeron si no era “demasiado vieja” para él, y que él podría “optar a una tía más joven”. “En ningún momento me planteé dejarlo. Si me planteé algo sería dejar de quedar con unos amigos que no tienen problema en soltar un comentario ofensivo sobre una persona que quieres y que, en cambio de alegrarse por ti, prefieren llenar de toxicidad una relación muy bonita”, se queja. Ni rastro del “trauma” de Laura, en el que pesa más un comentario hiriente que toda la relación que estaban construyendo.

Esto demuestra que, como asegura Esclapez, todos estos dilemas se deben a “miedo e inseguridades con respecto a ella misma, y a la relación. Hay muchos miedos interiorizados y toca reflexionar sobre ellos. Y es algo que debe gestionar ella, la pareja no tiene por qué sufrir estos dilemas que está claro que vienen de inseguridades propias”.

Vamos, que si te han dicho algo similar y te ha sentado muy mal es “comprensible, por supuesto, porque la gente juzga muy rápido y este tipo de comentarios son muy comunes”, añade Gómez. Pero si has acabado creyendo que tenían razón y que tenías que dejar al novio… malas noticias: hay algo interiorzado, relacionado con la dependencia de la aprobación, que tienes que trabajar. Una opinión no puede cambiar tanto tu percepción de una persona “hasta sentir vergüenza”, como reconoce Laura. De hecho, a Esclapez le parece “una barbaridad” que requiere “mucho trabajo de introspección” y que poco tiene que ver con la belleza de su novio.