Por qué son tan duras las rupturas de amistad

La sociedad no reconoce la trascendencia de ese acontecimiento y apenas encuentras comprensión

Las rupturas románticas reciben una atención bestial. Tanto mediática como personal. Cuéntale a alguien que has acabado con tu pareja y le tendrás inmediatamente a tu disposición. Empatizará contigo. Sentirá tu dolor. Incluso, si es muy buen amigx, cruzará la ciudad entera para acompañarte, escuchar cómo te desahogas durante horas e intentar hacerte reír para que el mundo parezca algo menos oscuro. No obstante, las rupturas de amistad pueden llegar a ser incluso más duras que las rupturas románticas. Tanto que no puedes ni creértelo.

Parece poco importante, pero no lo es

¿Pero por qué son tan heavys? Según cuenta en Psychology Today la psicóloga especializada en amistad Marisa G. Franco, "las rupturas de amistad son muy difíciles porque no tenemos el mismo permiso para procesar el duelo en torno a una amistad" que en torno a un duelo romántico. La mayoría de personas tiende a restarle importancia y te sueltan aquella clásica frase de "lxs amigxs vienen y van". Tu dolor no es reconocido como un dolor legítimo. Y eso evidentemente empeora las cosas. La empatía y la comprensión alivian el sufrimiento.

Es una situación delicada. Como añade Franco, "luchamos por conciliar cómo nos sentimos hacia la pérdida con cómo la sociedad dice que debemos sentirnos". Y lo haces de la única manera que puedes: conviertes tu dolor en un dolor privado. Uno que cargas en silencio. Uno con el que lidias tú solitx en tu cabeza. Como buenamente puedes. El problema es que puede enquistarse. De hecho, suele hacerlo porque estás biológicamente programado para compartir tus penas. Los sapiens somos así. Pero la sociedad se empeña en frustrarte.

Gestiona bien el duelo

En ese sentido, la psicóloga propone tres estrategias para gestionar un duelo por amistad. La primera de ellas consiste en legitimar todo ese dolor que sientes. No importa que nadie más lo haga. No importa que lo minimicen. Legitímalo tú. En palabras de Franco, "es importante reconocer nuestra pérdida y validar nuestros sentimientos: debemos reconocer nuestros finales de amistad como eventos significativos y procesarlos como tales". Que le jodan a una cultura que desmerece el valor de una buena amistad. Que le jodan mucho.

La segunda es compartirlo. Para ello solo tienes que encontrar a las personas adecuadas. Al final, la actitud de "perder una amistad no es para tanto" es externa: quienes lo dicen también sufren en silencio cuando pierden una. Desahógate con alguien consciente que entienda cuánto has perdido. Por último, dice Franco, debes realizar una relectura optimista sobre lo que te ofreció esa amistad y sobre lo que te ofrece la ruptura. Como, por ejemplo, más tiempo para abrirte a nuevas relaciones. O más conocimiento sobre cómo cuidarlas. Podrás con ello.