Por qué hay parejas que cada día se parecen más y más

Me pregunto si nos hemos ido mimetizando físicamente o si me parezco desde siempre a mi pareja 

¿Ah, pero no sois hermanos? Llevaba ya unos cuantos años con mi pareja cuando me soltaron esta pregunta que me dio tremendo bajonazo. Y no era la primera vez. Ahora resulta que mi novia y yo nos parecemos y ni siquiera damos la sensación de ser una pareja. Pero investigando un poquito aprendí que, a base de pasar tiempo juntxs, las parejas pueden acabar pareciéndose entre sí. Y bueno, me consoló un poco. 

Lo primero que hice fue mirar fotos antiguas y, aunque físicamente no habíamos cambiado tanto, sí que había algo en la mirada o en la actitud que no era tan parecido en nuestras primeras imágenes juntxs. El estudio de la universidad de Stanford de 2020, citado por la web Una Mente Maravillosa, me tranquilizó un poco. Estudiaron 517 parejas de entre 20 y 69 años y la conclusión fue que los rostros de estas personas no se parecían más que cuando se conocieron. 

¿Entonces por qué nos dicen tantas veces a mi pareja y a mí que nos parecemos físicamente? Pues lo que sí que genera la convivencia es un cierto mimetismo emocional que va haciendo que se parezcan la forma de vestir, de gesticular, el estilo de vida...y eso se puede acabar transmitiendo. Además, es cierto que nos conocimos en la universidad, venimos de barrios parecidos y nos gusta la misma música y literatura, así que al final tiene cierta lógica que se perciba cierto parecido desde fuera. 

Pero hay otra posibilidad que me dio algo más de miedo al descubrir que existe esa opción. ¿Y si somos doppelgängers románticos? Sí, lo has leído bien, resulta que hay polémicos estudios de psicología evolutiva que aseguran que buscamos individuos con ciertas semejanzas físicas a nosotros mismos para conseguir lo que se denomina “apareamiento selectivo”. Según esta teoría, buscamos a alguien que se nos parezca físicamente porque así genes similares y eso aumenta la probabilidad de que la relación tenga éxito tanto emocionalmente como en lo reproductivo. Pero vamos, seguro que te vienen a la cabeza decenas de casos que invalidan esta tesis un poco tirando a supremacista. 

Otra teoría, muy de Edipo y un pelín incómoda, dice que nos sentimos atraídos por personas con algún parecido físico con nuestros padres.  Sea como sea, si tú también eres de las personas a las que los demás le recuerdan el increíble parecido con su pareja, lo mejor será que te pares a pensar qué podría estar causándolo y, simplemente, ser consciente de ello. Quizá ese mimetismo sea la clave para una pareja feliz y tal vez no, lo importante es que sabiéndolo no os suponga ningún problema y, es más, sepáis convertirlo en una ventaja a vuestro favor.