Qué hacer si tu pareja no cobra lo mismo que tú y eso es un problema

La brecha salarial es una realidad, pero aunque no existiera, el dinero refleja una filosofía de vida que no siempre es compartida en una relación

El momento de pagar siempre es un tema en la pareja. Primero porque invitar, dejarse invitar o dividir gastos está profundamente lleno de sentido. Pero también porque pone sobre la mesa diferencias sobre vuestra filosofía de vida que a veces son irreconciliables. Y, finalmente, porque la brecha salarial existe y no siempre tendréis el mismo poder adquisitivo. Aunque estadísticamente las mujeres ganan menos, en una relación heterosexual ahora mismo también se puede dar el caso de que ella gane más. En cualquier caso, ese desequilibro es una fuente histórica de discusiones.

Que si unx prefiere ahorrar y el otrx vivir más el día a día. Que si prefieres gastar en ropa o en comida o si te gusta más salir que invertir en una casa mejor. Las prioridades, para algunxs están más claras que para otrxs e incluso pueden fluctuar de un mes al siguiente y ponerlas en común en una relación no es fácil.

Para los casos de diferencia de ingresos entre ambas partes de la pareja, la coach Mónica García explicaba en La Vanguardia que lo importante es considerar el dinero como otro factor más dentro de la relación. De alguna forma, lo importante es que ambxs aporten, pero tampoco dando una especial importancia al componente económico. “No tiene por qué ser motivo de malestar cuando ambas partes valoran el ingreso de dinero de igual forma que otros tipos de aportaciones”, explica. El dinero no lo es todo, también lo es el tiempo, la atención, la organización, el cuidado del espacio físico o las tareas del día a día. ¿Significa esto que el dinero compra todas las demás? No, aunque durante siglos hubiera parecido que sí. Simplemente, hay que encontrar un equilibrio entre todos estos factores, apunta. Y viceversa, igual que tú no vales más por ganar más dinero, tu pareja no vale menos por tener un sueldo menor.

Compartir sin discutir

Pero una vez logrado ese acuerdo, ¿cómo decidimos en qué invertimos nuestros recursos? En primer lugar, como siempre, está la comunicación. Hay que tener muy claras cuáles son las posibilidades de cada unx por separado y de lxs dos en común para poder empezar a hablar de dinero. Por ejemplo, no vale la pena encapricharte en un viaje que tu pareja no se puede permitir si a la vuelta va a estar en la ruina durante meses y eso os va a impedir tener una vida tranquila, apunta Fintonic. "No importa lo separadas que estén vuestras cuentas, la vida en común afecta siempre al otro. Pregunta siempre su opinión y procura ser más neutral para que no se sienta coaccionado por tus deseos", recomienda. Y sobre todo: no siempre tenéis que hacerlo todo juntos. También te puedes ir de viaje con unx amigx con tu mismo poder adquisitivo y ya está. Y, si está en tus posibilidades, puedes valorar invitar, pero siempre desde la generosidad y no el reproche.

En la web La mente es maravillosa citan un estudio que asegura que el dinero es una de las áreas que con más probabilidad generará conflicto en las parejas. "Los investigadores aseguran que el tema suele estar contaminado de sentimientos de angustia, ira, rencor, envidia, celos y muchos más", apunta el artículo. A veces, incluso, llega a ser una fuente de poder, manipulación y desigualdad dentro de las parejas. Huye si te sientes presionadx por una relación económicamente desequilibrada que no ves forma de estabilizar porque solo te traerá dolor.