La pandemia se ha cargado la vida sexual de las parejas

Fue tras los primeros meses del confinamiento cuando muchas parejas perdieron la conexión sexual

Durante el confinamiento muchos vivimos con nuestras parejas historias de amor de película: estábamos encerrados en casa, teníamos todo el tiempo del mundo si no trabajábamos y no había ningún compromiso ni encuentro social que nos esperase fuera. Lo teníamos todo para conectar a unos niveles sin precedentes, y además, confiábamos en que todo acabaría bien, que pronto recuperaríamos las calles como si nada hubiese pasado. Pero cuando empezamos a darnos cuenta de que nada sería tan fácil, las cosas se torcieron y en muchas parejas la pasión dejó de ser lo de antes.

La terapeuta sexual Emily Jamea, de Houston, aborda esta realidad en BBC Mundo al señalar que a medida que la pandemia avanzó, las relaciones íntimas se deterioraron. “Para la mayoría de las parejas, el deseo sexual cayó en picado", indicó Jamea sobre una problemática que también percibió la psicóloga y profesora de la Universidad Estatal de Texas, Rhonda Balzarini, en un estudio realizado en 57 países. Como ha explicado al mismo medio, cuando sus participantes empezaron a sufrir con más intensidad la soledad, el estrés o las preocupaciones económicas causadas por la pandemia, fue cuando llegaron los problemas a sus camas. ¿La razón? Balzarini agrega que cuando los factores de estrés se prolongan, se correlacionan con la depresión y "la depresión afecta negativamente al deseo sexual".

Del mismo modo que la depresión perjudica a nuestro lívido, convivir con el virus, escuchar información sobre elevadas tasas de mortalidad o ver a diario en la tele como las hospitalizaciones no cesan, también pueden bloquear nuestras pulsiones sexuales. "Si hay una amenaza inmensa ahí mismo, eso envía una señal a nuestro cuerpo de que probablemente no es un buen momento para tener sexo, por lo que el aumento del estrés conduce a un bajo deseo o dificulta que se produzca la excitación", recuerda la terapeuta sexual Jamea sobre un problema que, por complicado que parezca, no debe desesperanzarnos. Hay luz al final del túnel.

Para los investigadores del Kinsey Institute de Estados Unidos, la solución se encuentra en mimar la relación llenándola de novedades, según apuntan a BBC Mundo. En un estudio que realizaron en 2020, percibieron como la vida sexual de 1 de cada 5 de participantes mejoró después de “probar nuevas posturas, hacer realidad fantasías, practicar juegos sexuales y dar masajes”. En otras palabras, excitarse y dejarse excitar por nuevas experiencias que reactiven ese volcán de deseo que todos llevamos dentro.

Otra posible salida es la vuelta a la “normalidad”. Volver a las oficinas y a pisar calles, parques o playas sin miedo, recuperar la estabilidad económica, tener la tranquilidad de que nuestros mayores están vacunados o que ningún virus volverá a encerrarnos de nuevo, no solo nos ayuda a recuperar nuestras vidas, también, como apunta Lehmiller, “puede eliminar esos factores de estrés y mejorar la vida sexual”. La sexóloga Jamea ya está viendo en su consulta los efectos positivos de esta paulatina vuelta a la normalidad, y si todo sigue según lo previsto, cuanto más lejos dejemos el virus, más parejas volverán a tocar la felicidad de sentir o querer a otro cuerpo más que al propio.