Cuando conoces a alguien que te gusta, por lo general, puedes estar abiertx a conocer a más personas. No tienes por qué aspirar solo a la monogamia. Ahora vamos de flor en flor, sin exigencias y pululando alegremente en diferentes brazos. Claro que con la llegada de la pandemia esto ha menguado un poco pero las generaciones no se cierran a una sola persona y a un solo amor eterno. Aunque esto sea así puede haber ciertos conflictos a la hora de decidir estar con varias personas a la vez. Lo importante —lo advertimos desde ya— es que haya comunicación y unos pactos claros, ya sea para que exista cierto compromiso o no.
Porque, ¿qué sucede cuando no hay nada claro? Pongámonos en situación porque con los ejemplos siempre es más fácil ver qué ocurre. Conoces a una persona y conectáis. Al principio nada serio, algunas citas que os llevan a besos y a encuentros sexuales esporádicos que son satisfactorios para ambxs. Genial. Después de eso, quedáis para cenar. Otro día para ir al cine. Se queda a dormir en tu casa, conoces a su círculo más cercano. El comportamiento empieza a parecer al que tiene una pareja pero vosotrxs no los sois, ¿entonces qué? Una charla os lleva a dejar claro que no hay compromiso en vuestra relación pero nadie se atreve a sacar el tema de estar o no con otras personas, al fin y al cabo si juntxs estáis a gusto, ¿por qué entraría alguien más en esta ecuación?
No tienes intención de que entre alguien más, no lo estás buscando pero de repente llega. Un día cualquiera en el supermercado o yendo a correos conoces a alguien que a primeras te parece atractivx y te cae bien. Comenzáis a hablar y empieza a surgir un deseo y un interés muy parecidos a los que viviste en su momento con la primera persona que nombrábamos. Y ¿ahora qué? ¿Puedes o no puedes quedar con esta persona? ¿Y si te empieza a gustar más que la otra? La realidad es que no tenéis ningún compromiso y que puedes quedar con quien quieras pero hay algo dentro de ti que te dice que esto puede generar problemas.
Algo parecido a esto fue lo que le ocurrió a Charlotte Iván, redactora en Medium. Ella estaba con alguien, no había nada claro y de repente conoció a otra persona que también le empezó a gustar. Ella estaba con Eric y parecían que estaban construyendo algo más o menos sólido pero no había compromisos a la vista. Un día ella conoció a Angelo y pasaron rápidamente a la acción: “mientras me divertía en privado con Angelo, iba conociendo cuáles eran las intenciones de Eric y también cuáles eran las mías”. Estos encuentros con Angelo podían, para ella, descifrar si realmente estaba interesada en Eric. Pero claro, las personas no estamos para aclarar los cacaos mentales de lxs demás.
La historia de Iván salió a la luz, ella tampoco tenía intención de ocultarla. Eric entonces decidió dejar de construir algo con ella. “Realmente nunca había quedado con dos personas a la vez y pensé que para todas las partes involucradas no sería para tanto que yo me viera con ambos. Pero lo cierto es que si Eric hubiera querido algo serio conmigo, habría dejado de quedar con Angelo. Angelo sabía que yo estaba interesada en Eric, y no era asunto de Eric con quien me acostaba. Nunca tuve la intención de acostarme con ellos al mismo tiempo, y Eric apenas dejó en claro qué quería conmigo”, explica la autora.
Aquí está claro que es un problema de poca comunicación, ella misma explica que Eric fue incapaz de expresar sus sentimientos por miedo, por cómo habían sido sus experiencias pasadas y ella no tenía ni idea de que él quería cierto compromiso. Nadie es culpable pero sí que hay una lección aprendida: tienes que tener más o menos claro lo que quieres, sobre todo para no marear a la persona y no está del todo bien usar a terceros para ver qué sientes. Si buscas que haya cierta ‘fidelidad’ comunícalo de esta manera. Eso sí, no esperes que esto sea eterno porque no puedes hacer que una persona te espere, que esté solamente contigo y tú seguir en la zona de confort donde tienes lo que quieres pero sin un compromiso serio por miedo. El miedo es entendible pero entonces cura tus heridas antes de construir algo nuevo.