El inquietante motivo por el que la mayoría de personas tiende a la monogamia

Las especies con predisposición a la monogamia regulamos de manera similar 24 genes que nos diferencian de las especies no monógamas

Puede parecer una conducta humana, pero comprometerse con una pareja para procrear y cuidar juntos de esa descendencia forma parte del modus operandi de muchas otras especies. No somos los únicos que conectamos amorosamente. Ni los únicos que tenemos problemas para resistirnos al emparejamiento. Y ahora, gracias a una investigación realizada por un equipo de investigadores de universidades estadounidenses y europeas, sabemos de dónde procede esa tentación: existe un código genético universal presente en todas las especies de vertebrados con tendencia a la monogamia.

“Hemos encontrado apoyo para nuestra hipótesis de que, a través de los vertebrados, las especies monógamas, que claramente evolucionaron de manera independiente hacia la monogamia, comparten una firma de expresión génica en su cerebro anterior y en su cerebro medio. Esto sugiere que podría haber un tipo de código universal compartido”, explicaba recientemente en Inverse el investigador en biología integradora de la Universidad de Texas Hans Hofmann, uno de los coautores de este estudio, publicado en las actas oficiales de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores examinaron los tejidos del cerebro anterior y del cerebro medio de machos en edades reproductivas de diversas especies monógamas y no monógamas. De esta manera identificaron hasta 24 genes que eran regulados de manera similar por todas las especies monógamas estudiadas. Más concretamente, y según apuntaba Hofmann en Inverse, estos genes candidatos a genes de la monogamia fueron colectivamente “expresados más altamente o menos expresados en el cerebro monógamo en comparación con el cerebro no monógamo”.

Además, Hofmann y compañía también descubrieron que estos genes están conectados a funciones mentales relacionadas con el aprendizaje y la memoria. Algo que Hofmann justifica explicando que probablemente la monogamia exija cambios en los procesos cognitivos que regulan nuestro comportamiento social, para por ejemplo ser capaz de reconocer mejor a una pareja o de sentir más gratificación al estar cerca de ella. Todo, en última instancia, para motivar que permanezcamos emparejados. Parece que toda la historia del amor romántico humano está escrita en nuestro ADN, aunque nos pese. El reto estaría, por tanto, en ser capaces de sobreponernos a la naturaleza en nuestras elecciones. Si quieres salir de la monogamia es tu elección.