Por qué haber sufrido una infidelidad puede condenar tu nueva relación

Las infidelidades de represalia inician una escalada de dolor que dificulta muchísimo una posible reconcilización

La literatura científica sobre infidelidades ha señalado diferentes rasgos de personalidad como aumentador del riesgo de cometer una. Por eso, Lawrence Josephs, profesor de psicología de la Universidad de Adelphi, decidió emprender una investigación para analizar en qué medida afectaba cada uno de esos rasgos. Y aunque, efectivamente, lograron verificar que rasgos como el narcicismo o la psicopatía influyen, también descubrieron que lo hacían de una manera muy poco significativa en comparación con otro factor: el haber sufrido previamente una transgresión relacional por parte de tu pareja.

De esta manera, una infidelidad o cualquier otro acto que rompa las reglas establecidas en la relación resulta ser el mayor predictor de una posible infidelidad tuya. Según cuenta Adelphi en Psychology Today, “la literatura de investigación llama a esto infidelidad de represalia” y su objetivo es hacer que la otra persona “sufra” mediante un engaño que “hiera y humille de la forma en que tú te sentiste herido y humillado por la transgresión original”. O en otras palabras: hacer que pruebe de su propia medicina para compensar. Infligirle daño para calmar la sed de venganza.

Este mecanismo, tal y como apunta el psicólogo, es adaptativo en ciertos aspectos. No solo reequilibra la balanza en pos de tu autoestima dañada, sino que además supone una amenaza que podría hacer que tu pareja se lo piense más veces antes de volver a transgredir. Pero no hace falta ser Freud para entender que no es un mecanismo demasiado saludable ni sostenible en el tiempo. Según Adelphi, “la venganza puede corregir un error”, pero también “llevar a una disputa de sangre en aumento que solo dificulta aún más la reconcialización”. O peor aún: afectar a tus futuras relaciones sembrándolas de desconfianza.

Para no llegar a este punto de toxicidad, el especialista recomienda seguir varios consejos para lidiar con una transgresión relacional de una manera más sana y productiva. En primer lugar, “permitirte sentir dolor y rabia" en vez de ignorarlo. En segundo lugar, “expresar tus sentimientos con dignidad”, no rebajándote al nivel de la transgresión con insultos o actos impulsivos. En tercer lugar, no ofrecer un perdón rápido y hacer que tu pareja entienda que necesitas tiempo para curar la herida. Y en cuarto lugar, recompensar a tu pareja si muestra “paciencia y sensibilidad a la hora de lidiar con tu dolor y rabia”. Este, y no la infidelidad de represalia, es el camino.