Entender las diferencias del cerebro masculino y femenino te ahorrará una futura terapia de pareja

Los hombres y las mujeres somos diferentes y analizar nuestras habilidades puede ayudar a limar asperezas que pensabas que nunca iban a desaparecer

Llevas mucho tiempo con tu pareja y de vez en cuando tenéis encontronazos. Los habláis y arregláis vuestra situación, pero hay temas que no podéis superar y sentís que, por mucho que probéis, siempre quedan ahí. Estéis con quien estéis, una pareja del mismo sexo, del contrario o fluido, es muy útil entender las características biológicas que habitan en el cerebro masculino y el femenino para aprender a llevar las discusiones de la forma más constructiva posible.

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Psychology Today ha analizado numerosos estudios y asegura que todavía hay abierto un debate en la comunidad científica sobre si la anatomía tiene efectos reales sobre la psicología. El cerebro masculino está ramificado desde delante hacia atrás y tiene pocas conexiones entre los dos hemisferios. Es un 10% más grande aunque esto no tiene nada que ver aquí. El de las mujeres, sin embargo, tienen más ramificaciones de izquierda a derecha, así que los dos hemisferios están más interconectados. ¿Cómo se traduce esto?

1. Los hombres se enfocan mejor en una tarea, mientras las mujeres pueden recurrir a hacer varias cosas, aunque se resiente la concentración. Es decir, mientras que el hombre en una discusión necesita un hilo más claro para que sea constructiva, la mujer puede mencionar diferentes puntos de conflicto porque ve entre ellos una relación que el hombre no. 

2. Mientras que las mujeres prestan más atención y tienen mejor memoria para las palabras y habilidades verbales, los hombres conciben mejor el espacio y el lenguaje corporal, la llamada habilidad motriz gruesa. Por lo tanto, una mujer tiene dialécticamente una ventaja que no debe usar en contra del hombre, que expresa más a través de la corporalidad. 

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3. A su vez, las mujeres tienen una mayor habilidad motriz fina movimientos con los dedos, los ojos, por lo que mientras que el hombre explica más a través de los gestos más visibles, la mujer suelta muchas pistas con la sutileza corporal y gesticular.

4. Las mujeres están orientadas hacia una mejor memoria de las caras, los hombres, de las cosas. Esto nos enseña que la memoria de los hechos, objetos y personas, por lo tanto, puede variar entre los géneros, y que debería tenerse en cuenta en una discusión. Lo que quizá tú recuerdas vívidamente el otro tiene un recuerdo muy difuso. 

5. Para orientarse, los hombres se fijan más en la dirección y la distancia recorridas, las mujeres, en puntos de referencia, que revela que el género masculino tiene una mayor facilidad matemática y espacial, mientras que el femenino hace más relaciones conceptuales y emocionales.

Además, hombres y mujeres tienen tendencias distintas al sufrimiento. Mientras ellas son más proclives a la depresión o al estrés post-traumático, ellos los son a la esquizofrenia, la dislexia, el autismo o la dependencia del alcohol o drogas. Aunque parezca que no, nos ayuda a entender cómo cada cual reacciona a una situación incómoda: las mujeres tienden más a asumir e interiorizar las cosas. Es decir, se tragarán sus sentimientos hasta que las consumen. Los hombres, por su parte, tienden más a transformarlos y expulsarlos. 

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Es importante tener en cuenta cómo la predisposición cerebral de cada uno afecta a la relación para intentar mejorar la comunicación. Por ejemplo, que las mujeres tengan una mayor sensibilidad lingüística que las haga más empáticas no significa que los hombres tengan que renunciar a su capacidad de escuchar, más bien al contrario. Sabiendo que la mujer biológicamente tiene más empatía, el hombre debería intentar aproximarse a su visión del mundo porque si se enroca en un "pues yo lo veo y siento así", acabará cayendo en comportamientos tóxicos. En el momento de una pelea, lo que más te acerca a la otra persona es ser consciente de qué hará al otrx sentirse bien e intentar dárselo para que la tensión no vaya a más, hasta el punto que sea imposible la reconciliación.

En definitiva, tener en mente estas diferencias nos puede ayudar a entender por qué el otrx actúa de una forma y no como tú lo harías. Sin embargo, lo más importante es saber que cada ser humano es distinto y que, aunque la biología nos separe, hay muchos más factores que nos hacen iguales. La clave es, siempre, la comunicación interpersonal e intrapersonal: tienes que saber quién eres y con quién estás para poder discutir sin ser tóxicx o dañinx. Lo importante es interactuar siempre de forma constructiva, aunque sea para discutir. Y, sobre todo, no ir con malicia, actuando de tal forma que sepas que hará más daño que bien.