El amor tiene un poder muy fuerte. Es capaz de hacernos pasar por situaciones que no habíamos imaginado. Cuando nos enamoramos o encontramos a esa persona que nos hace tilín, una serie de cambios físicos podrían manifestarse en nosotros como, por ejemplo, que nos ponemos nerviosos cuando vamos a encontrarnos con esa persona. Esos nervios, coloquialmente llamados mariposas en la barriga nacen debido a que nuestro cuerpo genera unas sustancias químicas específicas cuando nos enamoramos: serotonina, dopamina y norepinefrina, conocidas, a su vez, como hormonas del amor.
Además de estos cambios físicos vivimos, también, una serie de cambios en nuestra forma de ser o en nuestra perspectiva sobre varios aspectos de la vida. La actitud se torna, en la mayor parte de los casos, positiva. Desde Elite Daily han diferenciado tres cambios concretos que pasan en nuestra conducta y, por tanto, en nuestro cerebro.
Más memoria y menos miedo
Si te hicieras un escáner cerebral mientras hablas de la persona de la que estas enamoradx verías que hay una actividad mayor en las áreas que están asociadas con el sexo y la memoria. En cambio habrá una disminución de actividad en las zonas del cerebro que se asocian con el miedo y la aversión. En definitiva, estar enamoradx te hará querer arriesgarte más y potenciar tu intuición y tus impulsos.
Menos estrés
Si alguna vez has tenido el peor día de tu vida pero con un simple abrazo de la persona que te gusta has conseguido salir de ese pesimismo, probablemente exista algún motivo científico. Un estudio llamado La neurobiología del amor realizado en la Universidad de Medicina de Berlín y el instituto de investigación en neurociencia de la misma ciudad encontró que estar enamoradx y, por tanto, cerca de esa persona, disminuye el estrés: estamos más tranquilxs. Esta sensación de seguridad y sosiego nos beneficia en que estamos más preparadxs para tomar mejores decisiones en otros aspectos de la vida.
Más alegría constante
Sí, estar enamorado nos genera felicidad y alegría. Un estudio publicado por The Journal of comparative neurology, titulado Amor romántico, mostraba 2.500 exploraciones cerebrales que se realizaron a un total de 17 personas que, en ese instante, estaban enamoradas. En todas ellas se detectó una alta segregación de dopamina: un neurotransmisor que se encarga de activar las zonas del cerebro relacionadas con el placer. Esta alegría nos hará tener una perspectiva positiva sobre diferentes aspectos de nuestra rutina, nos aumentará las ganas de hacer planes y la predisposición para posibles cambios.