El control coactivo: la herramienta de manipulación en pareja de la que deberías huir

Asociamos maltrato a golpes, palizas e incluso agresiones físicas leves. Pero hay un tipo de maltrato que puede que nunca tenga contacto físico, y sin embargo anula a sus víctimas con la misma peligrosidad

Sarah tenía 16 años cuando conoció a Zach. Empezaron con citas y un día la invitó a un concierto. Ella le dijo a sus amigos que si querían venir, pero él se negó. “Quiero que estemos a solas, es más romántico”, le aseguró. Ella lo entendió y le pareció hasta romántico. Muchas veces quedaban cuando se ponía el sol, y como a ella le daba miedo ir sola por la calle, él le ofrecía quedarse a dormir en su casa, y ella aceptaba. De nuevo, le pareció romántico.

Pero se dio cuenta de que todo eran estrategias para controlarla demasiado tarde. No quería que hiciera cosas con sus amigos para tenerla bajo su control, él proponía planes de tarde para saber siempre dónde dormía. Y así, ella acabó atrapada en sus redes. Cuando él le dijo “ese vestido es muy corto”, a ella no se lo parecía, pero no quiso discutir. Cuando él le dijo que tenía amigos hombres para tontear con ellos, ella dejó de verlos, “todo para no estropear su relación”. Un tiempo después, antes de entrar a la universidad, él empezó a aficionarse a las drogas duras para controlar el estrés de la selectividad. Ella le dijo que se estaba pasando, pero Zach solo le repetía que era una controladora y que él no podía ser como ella quisiera. Se lo repitió tanto que Sarah llegó a buscar ayuda profesional porque interiorizó que era demasiado controladora y que eso estaba abocando a su pareja a una adicción.

Como era de esperar, Zach se quedó sin entrar a la uni, aunque Sarah sacó las notas suficientes. Pero él le dijo que no fuera, que en la universidad conocería a otros y lo dejarían. Que si era más importante estudiar o estar juntos. Ella no lo escuchó y emprendió sus estudios, y para él eso fue un ataque y decidió castigarla por eso hasta los 23 años, cuando ella se cansó del maltrato y decidió romper la relación. “Ojalá hubiera sabido lo fácil que es pasar de ‘eres preciosa’ a ‘tienes suerte de que esté contigo porque nadie más te desearía’”, se lamenta en la BBC esta víctima de control coactivo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Amor es estar con alguien que de verdad te acompaña⁠ ⁠ Foto de @mohammedsalah00

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El artículo, a través de fuentes del gobierno británico, que este curso han empezado a introducir en las escuelas formaciones específicas sobre este tipo de violencia, describe el control coactivo como algo que nunca llega a la violencia física y que tampoco solo puede describirse como un evento violento, sino que es un conjunto de palabras, actitudes, amenazas y humillaciones que tienen por objetivo anular el yo y así poder controlar a la persona, convirtiéndola en dependiente de las pocas muestras de amor que le da y que sirven para “recargar” las pilas en medio de este maltrato psicológico y continuar manteniendo a la víctima en su trampa emocional.

Hay muchos momentos en la vida de Sarah que demuestran cómo se practica esta técnica. Por ejemplo, cuando Zach empezó a abusar de las drogas y a usó las legítimas preocupaciones de Sarah para hacerle creer que era ella la manipuladora y que estaba loca. O las ganas de aislarla de sus amigos para ser él quien la controlase, única y exclusivamente, y que no tuviera otras personas que le dijeran: "esto no está bien", y que el único criterio del que pudiera valerse para ver la horrible relación era el suyo propio… aunque estaba dañado y condicionado por la dependencia emocional. Es por esto que “ver este tipo de abuso es tan difícil o imposible”, advierten los expertos, porque estás sufriendo una dependencia y aislamiento que te alejan de la objetividad.

Durante los años de universidad, Sarah recuerda cómo su pareja le decía, cada vez que subía una foto feliz a Instagram, que lo hacía para “hacerlo sufrir”, porque “sabes que estoy mal y tú me restriegas que sí que has podido cumplir tus objetivos”. Es otro de los patrones: hacerle creer que es mala persona por querer tener una vida mejor de la que la pareja le está dando, como si la única felicidad se la pudiera aportar ese "amor" y cualquier otro tipo de input es una provocación y un acto de crueldad.

Ya ha pasado un año desde que Sarah rompió con Zach, y aun así, cada vez que logra contactar con ella, intenta manipularla otra vez para volver, diciéndole que se suicidará y que le ha provocado mucho sufrimiento con la ruptura. Pero ella ya ha sabido darle carpetazo y no resistirse a sus provocaciones. Le costó salir, y por eso cree que educar esto desde jóvenes, porque nadie “nos enseña lo que es querer bien”. Como recuerda la BBC, si sufres “aislamiento de tus amigos y familia, te controlan el tiempo, las redes sociales o lo que haces en tu día a día, si te piden muchas explicaciones, si te dicen que ‘no vales nada’ o que son mejores que tú, si te humillan, degradan o rebajan tus logros, si te intimidan o si quieren que tu felicidad dependa de tu pareja, estás en medio de un caso de control coactivo. Y, si es necesario pide ayuda profesional, pero toca huir de ahí.