Conoce tu forma de atraer y podrás predecir cómo irá tu relación

A veces nos gustaría poder saber si algo saldrá bien o mal para tomar la decisión de seguir adelante o de pararnos en seco para no malgastar nuestro tiempo

Conocemos, más o menos, cuáles son los pasos que siguen las relaciones para formalizarse. Por ello puedes imaginarte, basándote o no en tu experiencia, cómo sería conocer a alguien nuevo. Empiezas con la ilusión, las ganas, esa magia del principio, valoras los detalles, hacéis muchos planes… El tiempo va transcurriendo y se palpa en el ambiente que lo vuestro va en serio, no solo lo notáis cuando estáis juntxs sino que vuestro entorno no para de decirlo. Aquí hay amor. Ahora bien, nunca sabes si saldrá bien, no estás segurx de dar el paso a una relación seria porque, ¿y si va mal? ¿y si te arrepientes? ¿y si se pierdes esa magia? Pues todas esas dudas pueden aclararse a través de dos parámetros: la buena atracción y la mala atracción, valorando esto puedes saber cómo irá tu relación.

Esto no es un invento. Quien ha hecho esta teoría ha vivido excesivas experiencias amorosas que han fracasado, al menos así lo asegura en un artículo de Medium. Juntando su teoría con lo que los expertos saben de amor, ha llegado a una conclusión: “el amor incluye dos tipos de formas de amar: el amor apasionado y el amor compasivo. Estos dos tipos de amor pueden ocurrir juntos pero no siempre van de la mano en una relación”. Así que antes de mostrar las diferencias entre la buena y la mala atracción, hay que saber qué conllevan estos dos tipos de amor.

El apasionado

Este amor implica deseo sexual, emoción intensa, pasión, ternura y casi lo que diríamos una especie de absorción de la otra persona.

El compasivo

Implica calidez, tolerancia, confianza. Para entenderlo mejor es un tipo de amor que une compromiso e intimidad. 

Pero, ¿por qué es necesario diferenciarlos? Porque la mala atracción nos dirige hacia el amor apasionado y la buena atracción nos dirige hacia el amor compasivo. Y hay algo más: la buena atracción no excluye la pasión pero la mala sí excluye la compasión. Por lo tanto si tu relación se rige por la buena atracción es posible que vaya bien, si en cambio de rige por la mala, quizás sea un fracaso. Así que es necesario conocer sus diferencias.

La mala atracción

Si quieres detectarlo de forma inmediata se trata de un impulso. Una tensión, diríamos. Muchas veces se confunde con lujuria. Por lo general conoces poco de esta persona, solo detectas que hay una pasión descontrolada y que parece que queréis hacer mil planes juntxs y luego no sucede ninguno. Ahora bien, la lujuria puede desembocar en amor, podríais enamoraros pero son más bien pocas las relaciones que nacen de esta manera.

Hay algo de intuición dentro que debemos escuchar. En el fondo se suele saber cuando te atrae alguien que no será bueno para ti. “Esperas que te lastimen pero a la vez esperas que no lo hagan, con esa esperanza llegas a una decepción”, explica la autora. Si algo, aunque sea mínimo, te hace dudar, sabrás que con esa persona solo podrás compartir algunas noches de pasión y poco más.

La buena atracción

La principal diferencia con la mala atracción es que esta lleva su tiempo. No es instantánea. Puede ser que exista un deseo principal, una curiosidad que va creciendo y que va encontrando no solo puntos en común entre ambas personas sino también diferencias sanas: perspectivas distintas que llevan a largas conversaciones, sentido del humor que se fusiona, momentos en silencio donde solo estáis viviendo el presente acompañadxs… Esta atracción se basa en los valores de la otra persona y cómo encajan con los tuyos. Es más, la mala atracción esta regida por el sí o no ¿nos volveremos a ver?, ¿nos llamaremos?, ¿estará ocupadx y no podremos quedar? Y la buena es más sencilla: si os gustáis, pasaréis tiempo juntxs y punto.

Al fin y al cabo se trata de disfrutar, de pasarlo bien y de no tener dudas. Si al principio es complicado, hay trabas u obstáculos, seguramente la interacción no pueda dar un giro completo y cambiar al 100%. Hay un punto casi definitivo a la vez que divertido dentro de la buena atracción: lxs protagonistas de las películas o las novelas no son este tipo de personas. La ficción se basa en conflictos y es por ello que quienes protagonizan estas películas son personas con patrones que en la realidad no concluyen como en las comedias románticas.

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