El componente clave de la sexualidad en pareja es la seguridad

Experimentar puede encender la relación, pero para ello necesitáis sentiros a salvo

Los polvos de una noche representan una liberación desproporcionada de dopamina. La novedad, la incertidumbre, la recompensa que el cerebro no espera en forma de labios, brazos y pezones inéditos proporcionan la gasolina necesaria. Pero en las parejas este chute de la dopamina va cayendo poquito a poco. Y tenéis que hacer más cosas para encender la vaina. Sin embargo, no son esas cosas que hacéis las que marcan verdaderamente la diferencia, sino un ingrediente escondido detrás de todas ellas: la seguridad.

La exploración no depende de lo exterior

Esa es la opinión del terapeuta matrimonial Steven Ing. En una publicación para Psychology Today, asegura que "tener una vida sexual en la que poder explorar los límites no depende de las técnicas, los lubricantes ni las velas". No son esas frivolidades tan sustituibles las que mantienen la llama encendida. Para Ing, la sustancia que proporciona "la capacidad de una pareja de adentrarse juntos en las aguas aterradoramente desconocidas" es la mutua confianza. El hecho de saberse a salvo. De sentir que se encuentran protegidxs.

Pero ojo: Ing recomienda no dar por hecho esa seguridad. En sus propias palabras, "antes de marcar apresuradamente la casilla 'seguro' y pasar de las velas del baño, reduce la velocidad lo suficiente para poder reflexionar sobre si ambos se sienten seguros". Medítalo. ¿Puedes expresar cualquier deseo sexual sin sentir que estás corriendo un riesgo? ¿Hay una total transparencia porque sabes que no pensará peor de ti o que no se decepcionará? Muchas relaciones largas parecen sexualmente seguras, pero no lo son.

Paciencia contigo y con tu pareja

Y no lo son porque para fabricar un entorno sexualmente seguro no basta el piloto automático. Como apunta este especialista, "es una de las recompensas más trascendentes de todo el esfuerzo para construir una relación basada en la igualdad". Y en la honestidad. No ocurre de la noche a la mañana, pero tampoco ocurre si no provocáis que ocurra. En ese sentido, Ing recomienda tener paciencia. Tanto contigo mismx como con tu pareja. No es fácil deciros que os gusta ser humilladxs en la cama o rociaros en aceite.

"Todos necesitamos tiempo para abrir nuestra mente y aprender a escuchar los sentimientos, pensamientos y fantasías de nuestra pareja, lo que implica dejar de lado nuestras defensas y estar dispuestos a ser vulnerables", añade Ing. No es sencillo. En absoluto. Pero ofrece la recompensa de la libertad. Una vez creéis ese ambiente de seguridad, las velas, los juguetes sexuales, las prácticas nuevas o el juego de roles se presentarán ante vosotros como un abanico de posibilidades. Pero sin seguridad no son nada...